Venezuela Concurso/Semana 16/Crea tu mito/@rennyelias.

Aprovecho la oportunidad para felicitar a las amigas @marcybetancourt y @solperez por organizar este concurso que ya va por su Semana Nro 16, ya que, a través de esta iniciativa muchos podemos desarrollar nuestra creatividad. Además de por su valiosa labor en crecimiento de esta comunidad.

Cuando el mundo aún estaba inmerso en las tinieblas y no había diferencia entre el día y la noche, existieron dos amantes, Lowa, una hermosa joven de larga y blanca cabellera, y Sow, un guerrero de armadura dorada y hábil espadachín, que fueron encargados por los seres mágicos para transmitir la luz a los humanos.

Cada uno tenía un talismán colgando de su cuello, que irradiaba brillo en medio de la eterna noche y les permitía evitar a los seres oscuros escondidos en las tinieblas, así que ambos guiaban a las tribus humanas en medio de la oscuridad.

Tanto Lowa como Sow tenían prohibido alejarse de los humanos, pues si alguno abandonase las tribus, la luz disminuiría y las sombras tomarían mayor terreno.

Sin embargo, un día, la joven Lowa, cansada de tener que huir todo el tiempo y de que los humanos fueran devorados por los seres oscuros, decidió subir a la montaña Siuse para confrontar a los Maestros de Arriba, que gobernaban la Tierra con su magia y pedirles que disiparan la noche.

Lowa no podría viajar con los humanos ni con su amante Sow, pues ningún humano resistiría estar en presencia de los Maestros de Arriba. Y Sow debía mantenerse cerca de las tribus para alumbrar su camino. Así que, cuando todos se fueron a dormir, Lowa aprovechó para escabullirse.

Sin embargo, su marido, se levantó en medio del sueño y le preguntó a Lowa: ¿Por qué no estás dormida? Y ella le respondió: De ahora en adelante uno de nosotros estará despierto mientras el otro duerme para patrullar a los seres oscuros, y Sow se volvió a dormir.

Ya que llevarse un talismán pondría en peligro a todos los humanos, Lowa tomó una piedra y golpeó su propio talismán partiéndolo en pedazos. Tomó el fragmento más pequeño y dejó los otros en la cama, junto a Sow. Y emprendió su destino, con aquel cristal y la espada de su amado.

En su viaje, Lowa se sintió claustrofóbica, pues la diminuta luz que irradiaba su fragmento apenas la protegía de los seres oscuros, que incluso, en ocasiones, llegaban a rasguñarla con sus garras. Aun así, continuó su camino sintiéndose asustada, pero decidida a mejorar la miseria de los humanos.

Cuando llegó al pie de la montaña Siuse, la reconoció de inmediato. Toda su extensión estaba iluminada con antorchas de fuego carmesí en sus bordes. El castillo de los Maestros de Arriba era majestuoso y lleno de frondosidad; un verdadero paraíso.

Cuando llegó a la entrada, Lowa le dijo a los vigilantes quién era y les pidió que la dejaran pasar. Ellos se negaron y Lowa les mostró el pequeño cristal. Los guardias se quedaron impresionados de ver aquel amuleto. Pero, no le creyeron, pues les habían comentado que era mucho más grande, por lo que la atacaron empuñando sus espadas.

La valiente Lowa los enfrentó con la espada de su amante, venciéndoles a todos, pero, poco a poco, las tropas aumentaron su número, por lo que decidió atraerlos a la oscuridad. Muchos fueron arrastrados por los seres oscuros y, en poco tiempo, la guardia del castillo decidió rendirse. Uno de aquellos guerreros llamó, entonces, a los Maestros de Arriba.

Lowa habló con ellos, explicándoles lo que sufría su pueblo y les preguntó si había un modo de acabar con las tinieblas, a lo que los Maestros de Arriba le respondieron: Si los humanos no se mantienen a raya, se volverán ambiciosos y querrán el poder que nos pertenece.

No volveremos a este lugar, les dijo ella, solo queremos dejar de tener miedo. El jefe de los Maestros de Arriba le pidió una muestra de sus buenas intenciones. Dame tu talismán y yo disiparé la oscuridad usando la magia que contiene.

Ella le entregó su fragmento sin saber que se trataba de un engaño. Aquel malvado Maestro destruyó el talismán apretándolo en su puño y la joven Lowa empezó a sentirse débil. Su cabello y todo su cuerpo se tornó negro como la noche y cayó en un profundo sueño.

Su amante Sow, al despertar y no ver a Lowa supuso que ella había partido a la tierra de los Maestros de Arriba, así que, junto a los humanos, emprendió su viaje hasta allí. Al llegar, encontraron su cuerpo tirado en el pie de la montaña, sin vida y oscurecida. Sow derramó lágrimas de dolor y gritó al cielo.

Le preguntó a la chica del agua, una ninfa mágica que controlaba la lluvia y volaba sobre las nubes, qué había pasado con Lowa. Ella le respondió, que la muchacha había viajado al encuentro con los Maestros de Arriba y le explicó cómo ellos la habían dejado sin su luz.

Así que los humanos decidieron tomar venganza por la muerte de la joven. Todos atacaron el castillo escondidos sobre las nubes para ocultar la luz de Sow. Muchos cayeron en el enfrentamiento. Sin embargo, el factor sorpresa jugó en su favor y vencieron a los guardias, pero era demasiado tarde, la magia de los Maestros de Arriba superaba las fuerzas de las tribus. Así que, en un acto desesperado, Sow liberó la magia de los fragmentos de Lowa y de su propio talismán, creando una intensa luz que desapareció para siempre a los Maestros de Arriba.

El fulgor, una vez que destruyó a los Maestros de Arriba, entró en el cuerpo de Sow y él se volvió un ser radiante de luz. El guerrero Sow tomó a su amada entre sus brazos y la llevó a la cima de la montaña e imploró a los seres mágicos que la trajeran de vuelta. Un hada del amor y el tiempo le dijo, nada vuelve a ser cómo fue, si quieres que ella vuelva deberás pagar un precio. Tendrás que compartirle tu luz y perder aquello que más amas.

Él, por el inmenso amor que sentía por Lowa, accedió y ella le dijo, de ahora en adelante ella iluminará a los humanos desde el cielo y su nombre será Luna, y, a partir de ahora tú serás el encargado de iluminar a los humanos en el tiempo, que se conocerá como el día y tu nombre será el Sol. Ustedes se encargarán de disipar las tinieblas y cuidar a los humanos desde arriba.

Ambos estarán separados, pues ese es el precio, pero podrán juntarse cada cierto tiempo. A tal evento se le conocería como eclipse. Y, desde entonces, la Luna y el Sol iluminaron el cielo. Sin embargo, la Luna, en cierta época, se oscurecía hasta parecer un pedacito de uña producto de haber perdido su luz, hasta desaparecer de la vista de todos. Pero, gracias al amor de Sow, volvía a llenarse y ser testigo de los amantes y protectora de los sueños.