Venezuela Concurso | Semana 1 | El café | Café, cultura y calle

in Venezolanos Steem4 years ago (edited)

Antes que nada agradezco a nuestra querida amiga, @marcybetancourt, por la iniciativa de este Venezuela Concurso | Semana 1 | El café que organiza en la Comunidad Venezolanos Steem, buscando dar a conocer a todo el mundo los valores del gentilicio venezolano en esta plataforma.
@marcybetancourt es organizada, tenaz, incansable y sabemos que, con el favor de Dios y la colaboración activa de los venezolanos que hacemos vida en Steemit, esta comunidad logrará crear lazos muy firmes que redundarán en beneficio de nuestra identidad nacional y de nuestra cultura.

Sin más tardanza, aquí les dejo mi participación. Espero que la disfruten.


Café, cultura y calle

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Fuente

Para la mayoría de nosotros Café es sinónimo de hogar, del dulce hogar. Inmediatamente después de que soltamos el biberón nos encontramos con un tazón de café caliente entre las manos, con la presencia de esa sustancia mágica que llena los rincones de nuestras casas con su fragancia única e inconfundible.
Incluso en estos tiempos de penurias económicas producto de las malas políticas de los políticos en el poder que sufrimos desde hace décadas, en Venezuela es inconcebible no disfrutar de una humeante taza de café en cualquiera de las versiones que este multifacético grano nos ofrece para deleitarnos los sentidos, el gusto especialmente.
Sin embargo, en esta publicación no hablaré del café que yo mismo me preparo ni el que preparamos en casa sino que iré puertas afuera del hogar a relatarles algunas de mis experiencias como consumidor de café en las calles que soy. Aquí también el café nos hace hermanos y nos regala momentos inolvidables. Salud.

Café en el antiguo mercado de Cumaná

Dame un negrito, dame un marrón, dame un aguarapao, a mí me das un negro grande, un recortao, un tinto aquí, un con leche corto, un acanelao espumoso para aquel, un guayoyo bien caliente para mí... Cada vez que me tocaba ir a visitar a mi papá al antiguo mercado de Cumaná donde él trabajaba no podía dejar de subir a la planta alta, sobre la zona de los casaberos, para disfrutar del bullicio y el caos aromático que inundaba ese lugar.
Allí pulverizaban el café que iban a preparar al momento en un molino bastante rústico pero efectivo. A mí me gustaba ir allí para ver cómo el grano oscuro era transformado en un polvo fragante que, en mi apreciación, convertía en magia todo lo que se encontraba en el entorno.
Aún recuerdo la cara de la señora encargada del moler el café. Una señora morena, de ojazos muy marrones (color café), que todavía recuerdo cada vez que escucho la canción Café con aroma de mujer.

El café de El Zorro

En las décadas de los años ’80 y ’90, la época de oro (en el aspecto cultural) de mi ciudad natal y de residencia, Cumaná, era muy frecuente ir a muchas actividades literarias y recreativas que se organizaban en el Centro de Actividades Literarias “José Antonio Ramos Sucre” (casa natal del extraordinario poeta cumanés); a la proyección de películas en la Sede de Corporiente por el Cine Club "Ocho y medio”; espectaculares conciertos de música, teatro, danza y otras manifestaciones artísticas.
Después de salir de las funciones, en muchas ocasiones, los amigos de esa época atesorada en el recuerdo terminábamos tomando cervezas para conversar sobre los espectáculos y otros aspectos divinos de las noches cumanesas. Luego, en la noche profunda nos encaminábamos al mero centro de la ciudad donde había un señor que llamábamos “El Zorro”, porque invariablemente vestía de negro, a tomar el café más exquisito de Cumaná y el mundo en aquellas fechas.
El señor tenía un colección de termos de distintos colores para ubicar rápidamente el café negro cerrero, el con leche, el marrón, el aguarapao, el café con cacao, que eran la delicia de los bohemios a esas horas cuando el puntual reloj de la iglesia Santa Inés advertía de la proximidad de la alborada.

El café de La Coquera

Este era un tarantín ubicado a mitad de la Avenida Bermúdez que prestaba sus servicios exclusivamente en horario nocturno. Aquí veníamos cuando ya todas las puertas de la noche estaban cerradas y nos tomábamos un delicioso café y comprábamos cigarrillos detallados. Si la parranda había sido muy ardua nos desayunábamos de una vez con varias tazas de café, panes, pabellón criollo, bollitos y hallacas que vendían allí durante casi todo el año.

El Gran Café de Cumaná

Ubicado en la avenida Perimetral, dentro del centro comercial del antiguo Cada, este lugar era el non plus ultra del café gourmet de la ciudad. Al frente de la máquina de hacer café, que era como una locomotora por lo vaporosa, por lo rápida, por lo express que era en las manos del señor Santo, el experto cafetero que la manejaba con un pericia increíble.
Era costumbre para mí ir en las mañanas al Gran café con un libro en la mano (Herman Hesse, Walt Whitman, Julio Cortázar, César Vallejo...) a disfrutar de la sublime experiencia de la lectura frente a un sustancioso capuchino que, eventualmente, acompañaba con un sándwich o una hamburguesa que preparaban en un ambiente de tranquilidad, cordialidad y con la mayor pulcritud.
A veces también asistía al atardecer para encontrarme con una amiga y tomarnos sendos mocaccinos mientras fantaseábamos con el futuro cercano y platicábamos de cosas importantes como el amor a los diecisiete años. Pura magia.

Le Grand Café de Caracas

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Fuente

Durante muchos años no pude dejar de ir, a como diera lugar, al Gran Café de Sabana Grande que era ineludible punto de encuentro antes o después de asistir a las distintas funciones del Festival Internacional de Teatro de Caracas.
Nos sentábamos en las mesas dispuestas en el bulevar y pasábamos horas tratando de cuadrar la manera de ver la mayor cantidad de obras posibles. Era una gran fiesta nacional y nosotros estábamos sentados allí, en ese altar de los amantes del café.
Henri Charriére, mejor conocido como Papillón, el legendario prisionero que logró escapar de espectacular manera de la Isla del Diablo, tuvo la genial idea de refugiarse en nuestro país, comprar la Quinta Cristal en la Calle Real de Sabana Grande y montar allí el muy afamado Le Grand Café, referencia obligada para los amantes del café en toda Venezuela.
Aquí podíamos pasar largas horas gozando del ambiente cosmopolita que tenía la Caracas de aquellos tiempos y para mitigar un poco el frío que bajaba del Ávila nos atiborrábamos de cafés que tenían sabor a película.

Un café llamado deseo

En la calle Sucre, aledaña al barrio San Francisco, zona colonial de Cumaná, estuvo abierto durante algunos años Un café llamado deseo, donde los cumaneses y visitantes llegados de otras latitudes asistíamos para disfrutar, sobre todo los fines de semana, de obras de teatro de gran calidad, conciertos musicales, fiestas retros y otras ocurrencias del ya fallecido y siempre bien recordado amigo Aníbal Tobón, el flaquísimo barranquillero que había llegado proveniente de Suecia con muchos sueños por realizar en esta tierra cumanesa.
Durante las presentaciones nocturnas en Un café llamado deseo consumíamos bebidas alcohólicas, pero también Aníbal nos obsequiaba en los interludios de las veladas un espectacular café con su punto de malicia, para hacer honor al nombre del local, que nos servía generosamente para ayudarnos a traspasar la noche.

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[Afiche oficial del Concurso, realizado por @marcybetancourt]

Sort:  

Un gran recorrido por el aromático café de nuestra tierra, detallando sus características.¡sabroso!café.@oacevedo quedo muy bien tu participación, te debo un café.

Empecemos, @evagavilan, por lo más importante: tu deuda de café. Está bien, amiga, cuando tú lo dispongas. Donde quieras.
Te estoy muy agradecido por el hermoso comentario.
Tu publicación para el concurso me llegó a lo más elevado del paladar.
Pertinente y oportuna la mención al concurso cafetero que juntos organizamos hace dos años.
Quedamos pendientes, amiga, seguro, siempre.

Una pieza memorable, @oacevedo! digna de los archivos sentimentales de esta ciudad, a veces hada blanca, a veces bruja enigmática, en la que aún se sienten los ventarrones de la creatividad dorada. z. W: esta descripción
hermosa

Muchas gracias, @gracielaacevedo, por tu comentario sobre esta publicación y la brillante metáfora que haces de Cumaná. Aún tenemos muchas calles por recorrer, muchas lunas por ver bajo el cielo de esmalte cumanés.
Te envío un abrazo fuerte y cálido con sabor a café.

Inmensamente gracias @oacevedo por este recorrido tan especial del café.

A alguien que le guste el café no puede olvidar el "Gran Café de Sabana Grande", en Caracas, pues era lugar obligado para degustar esta exquisita bebida caliente.

Con esta publicación has realizado el gran final para los concursantes de nuestro concurso dedicado al café.

Más allá de prepararlo, nos has llevado a lugares cumaneses conocidos, y otros no tanto, para mirar lo que ha significado el café en tu vida, y en la sociedad cumanesa.

Me toca muy hondo, el café de La Coquera y el Café del antiguo mercado municipal. El Gran Café, la máquina del Jardín Sport, el café muy dulce del merendero al lado de la panadería de los Cordero, y pare usted de contar.

Con tu recorrido he vuelto a mi infancia en Caracas, y a mi adolescencia y madurez en Cumaná.

Gracias por este ejercicio de memoria que tanta falta nos hace hoy en día.

Hablar del café no es simplemente hablar de un producto, o de una bebida. Hablar del café está inmerso en los procesos culturales y en los procesos creativos. Hablar del café es tocar el tema de la sociedad y la idiosincrasia del venezolano, de sus amanecidas en las calles, de su compartir con amigos, familiares y hasta desconocidos. ¿Cuántas veces no entablamos un larga y nutrida conversación con otra persona en la barra de El Gran Café o en los cafetines universitarios?

Hablar del café es entrar en la vida personal de cada venezolano y explorar sus asociaciones con el delicado aroma que cada mañana lo despertaba.

Ya me puse nostálgica, jajajajaja, no digo más!

Gracias por esta valiosa contribución a nuestro concurso cafetero. Un gran y fuerte abrazo!

Súper agradecido y emocionado por tu emotivo comentario, @marcybetancourt, sobre esta publicación que hice con mucha nostalgia por aquellos momentos que vivimos tan apasionadamente.
También te agradezco la oportunidad que nos das en esta Comunidad Venezolanos Steem para que expresemos las costumbres, idiosincrasia y esencia de la venezolanidad.
Te doy un prolongado abrazo.

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