Entonces fue cuando abrí mi bocota. || Por @nane15

Hola a todos!

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Llego con poca prisa a dejar mi relato para apoyar al concurso de mi estimado @charjaim, creo que dejo una buena iniciativa y no deseo qué pase desapercibida. Me gusto escribir esto y recordar un poco alguna que otra parte de mi no tan lejana adolescencia. Sin mucho más, empiezo.

Despiste.

Recuerdo que tenía cerca de 15 años mi entorno familiar era un desastre, por aquel entonces estaba de visita en la casa de mi padre y un día como otro en medio de un montón de desgracias que vivía el núcleo familiar de aquella casa ocurrió una un poco más grave; discusión bastante fuerte que realmente no recuerdo.

Lo que sí recuerdo bien es la imagen del auto bajando por la pendiente de la casa, tomando una velocidad bastante rápida con respecto al tiempo que tardaba mi hermano en abrir el portón… Luego de eso un par de gritos entre parejas que yo bastante aburrido deje pasar, mi madrastra con dos niños que eran mis dos hermanitos se encaminaba al escape usual que suponía visitar a su madre luego de tener problemas con mi padre.

Yo pasaba de todo ello, era un adolescente con tantas cosas extrañas en la cabeza que a veces no sabía en qué mundo me ubicaba, decir que siempre andaba despistado, es en serio… Decir poco.

Entonces ocurre la tragedia, tras la escena, mi despistado yo que para ese entonces enserio no le prestó atención a lo ocurrido, pues no es como si fuero algo anormal en aquel entonces decidió sentarse cerca de su padre a escucharle un rato, en ese momento, a pocos minutos de la escena anterior se escucha el ruido de un motor enfrente de un portón negro que hacía poco eco de un auto blanco que resaltaba mucho entre aquellas rendijas. Por supuesto, el perteneciente a la casa donde me ubicaba, poco más, poco ameno se escucha el ruido de el mismo abriendo.

Por supuesto yo como buen mensajero soy enviando por mi dichoso padre a preguntar qué ocurre, por que el rápido regreso.

Me encamino a el auto y llego en poco, claro, a donde llegue no eran más que unos 7 metros adelante, a medio camino del auto y a medio camino de la entrada de la casa, suficiente para que mi padre no escuche mis palabras casi gritadas y suficiente para no acercarme a una molesta mujer, ya saben como dice aquel proverbio bíblico.

Mejor es habitar en tierra desierta que con mujer rencillosa y molesta. Proverbios 21:19

Y pues para mí lo mejor era estar lejos, no vaya a ser que me metieran también al auto, y pues otro lio más, la cuestión es que me dice lo siguiente y cito textualmente:

“Ve y dile a tu papá que venga”

Yo pues me devuelvo sobre mis pasos y atiendo a donde esta postrado mi padre, un mueble que no se veía tan cómodo como realmente lo era, el trono de aquella casa que parecía en huelga, cayéndose a pedazos junto a una familia.

Repito aquellas palabras en el mismo tono de discordia en el cual las escuche, entonces mi animoso padre me pide que diga lo siguiente:

Ve y dile que vaya a jod3r al c0ñ0.

Con mal tono, claramente. Por supuesto, yo fui.

A buen paso para terminar aquella bochornosa y tediosa tarea, llego a la misma distancia anterior y pues “entonces fue cuando abrí mi bocota.”

Obviamente aquellas palabras en tal indecoroso tono peyorativo no eran exactamente lo que mi padre esperaba que dijera, y aquella mujer con ira que casi era visible salió del sitio a una velocidad poco recomendable para un urbanismo con niños en la calle.

Por supuesto, de nuevo voy y me siento con mi padre, aquel me pregunta que tal todo y pues yo de manera inocente y distraída le digo como fue el suceso. Unos segundos después entre preocupación y risas me pregunta la razón sobre la cual dije aquello.

Por supuesto yo respondo con calma:

“Pues así tu me lo pediste.”

Y él me dice una tremenda cantidad de razones que no vale la pena recordar sobre el cual no era exactamente lo que debía repetir, resumamos aquello en que debí leer el momento y solo pedirle que le dejara en paz.

Claro ante los ojos de aquella mujer yo quede como el malo y el hombre al que estaba unido por la leí del hombre y Dios como un patán. Así termina una pequeña tragedia de la cual no hago más que reírme de vez en cuando.

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Y pues nada más, eso fue todo por esta vez, espero haya sido una lectura cercanamente graciosa o al menos depresiva jajaja, no todas las tragedias apelan a dar una buena risa y creo que lo importante es recurrir a la originalidad y el sentir real, algunos pequeños momentos en los que hagan una mala mueca y pongas una leve sonrisa. Al menos eso intente.

Invito a participar a los amigos @abell24, @wentv, @alejoess. Creo que tendrán alguna anécdota bastante buena, por supuesto, si les parece interesante y tienen algún chance. Les dejo el enlace del concurso.

Saludos y gracias por leer!

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Mi colaboración a la cuenta de la comunidad.

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