Andrés había trabajado por más de 10 años en una exitosa empresa de electrodomésticos. Toda su vida joven se la había dedicado a la compra y venta de artefactos eléctricos. Y aunque la empresa había sido productiva y rentable por mucho tiempo, la crisis general del país había hecho que cerraran sus puertas.

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Al principio, cuando Andrés se vio desempleado, no supo qué hacer. La edad, la crisis, jugaban en su contra. Pero al recordar que no era solo él, sino que de él dependían otras personas, se sacudió la desesperanza, el derrotismo y la zozobra, y comenzó a ver qué podía hacer para salir de aquella situación de sombras.

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Buscó empleo y rechazo tuvo de sobra. Así que un día, entusiasmado, le dijo a su esposa: comenzaré a vender limonada, haré las más sabrosas y ya verás que saldremos adelante, porque la idea es reinventarse y no ser una persona quejosa. Y así, todos los días, Andrés muy sonriente, en su pequeño puesto de trabajo tiene miles de clientes.

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS