Abuela, cuando va a coser y a tejer, siempre se pone sus lentes. Ella le gusta coser grandes colchas para el frío y tejer hermosos pañuelos que sirven para secar el sudor o quitar el maquillaje También usa sus lentes cuando va a picar los aliños de la comida y las verduras para la sopa. Con su tabla de madera y su cuchillo, abuela va picando poco a poco los alimentos para hacer ricas comidas.

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Pero hoy, sus lentes han caído al piso y se han roto. Aunque ya la abuela los había reparado varias veces con pega loca, ahora se han roto irremediablemente. Cuando cayeron, los cristales han salido disparos por todos lados y la montura se ha roto en dos. Todos en la casa nos hemos puesto tristes porque sabemos lo importante que son los lentes para la abuela: sin ellos no va a poder ver.

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Por eso hemos ido a una óptica y también a un CDI. Los lentes están muy costosos y la abuela ha dicho que no quiere que gasten dinero en ella, que ella puede vivir así. En casa todos sabemos que eso es mentira y que solo lo dice para no vernos sufrir. Mientras tanto, yo me encargo de ensartar el hilo en la aguja para que siga cosiendo y pico los aliños con cuidado aunque la cebolla me haga llorar de tristeza y me pique la nariz.

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS