Habían concurrido a la hora señalada. Muchos de ellos, ancianos ya, habían ido con sus nietos e hijos. Se sentaron en las sillas, expectantes e inquietos. Como a la media hora comenzó el acto. Una música suave que llegaba al alma colmó el espacio. Delante de todos, se puso una chica y empezó a relatar de qué se trataba el encuentro: la idea era contar los diferentes milagros que había hecho José Gregorio Hernández.

-:0:-

Primero se levantó una anciana que había superado el cáncer, luego se paró un anciano que se había salvado de un accidente. Uno a uno fue pasando y dando testimonio de la fe y de los milagros del santo. En cada uno de los relato no solo había el milagro sino también la fe y la esperanza de ser sanados.

-:0:-

Cuando ya casi terminaba el evento, como de la nada, una brisa suave apagó todas las velas. Sin duda alguna, era una señal del cielo. Los ancianos, conocedores de aquellos mensajes divinos, se persignaron y pidieron, en voz alta y con las manos en un rezo, por la salud de todos los venezolanos.

HASTA UNA NUEVA HISTORIA, AMIGOS