Se han citado debajo del árbol de siempre. El joven ha llegado primero y espera con nervios a la muchacha. Ella llega con su vestidito floreado montada en su bicicleta rosada y azul. Sus ojos están llenos de brillos y su boca es una fruta madura que se abre mientras habla. El chico la calla y le confiesa que necesita hablar con ella: aunque no quiera, deben terminar.

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La muchacha no entiende, pide una nueva oportunidad, rectificación, pero el muchacho decidido le dice que no: "separarnos es la mejor decisión", dice. La muchacha siente desfallecer y oculta su rostro de porcelana entre las manos. Un llantico quedo se escucha, mientras unas lágrimas caen por las mejillas rosadas. El muchacho quiere consolarla, pero se mete las manos en los bolsillos y baja la cara.

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Después de llorar, dignamente, la chica seca su rostro con un pañuelo bordado. Siente que el corazón se lo han quebrado y le dice al joven que él es el culpable y que más nunca se volverá a enamorar. Se monta en su bicicleta rosada y comienza a pedalear mientras la brisa mueve su melena y su vestido, y el olor de su piel despierta los fuegos dormidos. La naturaleza sabia sabe que a esa edad el corazón no deja de latir por nadie: diariamente late para nuevos combates.

HASTA UNA PRÓXIMA HISTORIA, AMIGOS