Concurso de Venezuela | Semana 11 | Relatos inspirados en mitos y leyendas latinoamericanas|| El Espanto del ahorcado by @nahumsamuel
Hola mis amigos de @VenezolanosSteem en esta ocasión, me sumo a la iniciativa de este concurso propuesto por la amiga @marlyncabrera, con el gran apoyo de @MarcyBetancourt y @SolPerez quienes hacen posible que semana a semana se realicen estas actividades en la comunidad.
Mi historia de miedo no es una leyenda conocida pero no deja de ser aterradora. Transcurría el primer trimestre del año 2000. Unos amigos me invitaron a ver el partido de béisbol de la final cardenales-Magallanes en casa de un compañero. Así que, armamos la fiesta de fin de temporada. Refrescos, snacks y mucho ruido, chanzas y algarabías. El partido se fue a extra inning y se hicieron las 11:50 pm cuando había terminado.
Nos despedimos y de todo el grupo, yo era el que vivías más lejos. Debía caminar unos 3 kms y pasar por el puente de Sabanita. Así que empecé mi caminata. Yo si noté que, llegando al mentado puente, se comenzó a erizar mi piel, de repente se empezó a ver una densa niebla que casi no me dejaba ver el camino y se oyó un quejido. -Ayúdenme por favor- se oía. –denme un chimoito- -ay, ay, ay-.
Capture de pantalla de la ubicación y el árbol donde ocurrió el suceso en google map https://what3words.com/contamos.iniciar.tesis
Yo sin percatarme de nada aún, busqué el origen de aquella quejumbrosa voz, y me di cuenta que el sonido provenía de la casa de Julio. Un amigo mío de hace muchos años. De manera que, con confianza entre al predio y seguí al sonido hasta un árbol de guácima que está a un costado del patio. Allí fue que lo vi. Un viejito de baja estatura, con pantalones de jean enrollados hasta la pantorrilla, una franela de rallas horizontales, gorra azul y descalzo. En el momento que yo lo vi, estaba de espaldas a mí, por esta razón me acerqué más y le pregunté -Señor ¿necesita algo? -. Pero el señor nada que me respondía, por eso me acerqué más y cuando el volteó para responderme, me doy cuenta que no tiene rostro. Solo un espacio negro entre la gorra y la franela. Se me erizó hasta el último cabello, yo dije en voz alta –Demonio- y lentamente fui retrocediendo caminando de espaldas hasta que logré salir del patio de Julio.
Así seguí caminando y hasta que me había alejado un par de cuadras fue que empezó a desaparecer la intensa neblina. Terminé de llegar a mi casa pensando en lo que me había pasado
Capture de pantalla de la ubicación satelital del suceso en google map https://what3words.com/contamos.iniciar.tesis
Esta es mi historia de miedo que les traigo en esta ocasión. Espero les haya gustado y les haga reflexionar a la hora de ver un partido de béisbol lejos de casa.
Muchas gracias por su apoyo…
Gracias por participar, @nahumsamuel. ¡Suerte! :)
Gracias amiga @marlyncabrera. Bendiciones!!