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Sí, querida. Cuando era adolescente, fue mi madre la que eligió el violín para mí, pues le partía el alma por ese instrumento. Estudiaba en una escuela de música casi clavada a un Conservatorio. Al final de las cuentas, me había convertido en la violinista de mi iglesia (en ese entonces vivía en Europa y estaba en una iglesia de matriz escocesa-presbiteriana, de habla inglesa). Sin embargo, cuando mis padres murieron (los perdí bastante temprano), tenía que mudarme definitivamente a América Latina y no podía llevar el violín conmigo, pues habría tenido que pagar más caro el billete aéreo. Fui obligada a venderlo. Pero, hace dos años, compré uno aquí, encargándoselo a Mercado Livre (los mejores violines para estudiantes, que presentan una óptima relación calidad/precio, solo llegan desde São Paulo). Bueno, querida amiga, esta es la historia de mi nuevo violín. Obviamente, no pude comprar uno casi de lujo como el que me habían comprado mis padres, pero, por lo que necesito, mi nuevo violín es más que suficiente🤗

Wow es una fascinante historia. Triste que no pudiste conservar tu violín pero fue bueno haber conseguido otro para que pudieras seguir tocando. ¿Es muy difícil tocar ese instrumento?

Bueno, tengo que ser sincera: no es nada de los más fáciles. Hay quienes dicen que, además, es el instrumento más difícil de aprender a tocar. Tocar el violín es como vivir en la cuerda floja: nada más poner los dedos a un milímetro para atrás, para delante, para izquierda o derecha, que se estropea la pieza. Sin embargo, si amás este instrumento, las dificultades no te harán desistir.

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