En Venezuela, en segundo año del liceo, se ve una asignatura que se llama Historia del Arte; allí conocí a Paul Cézanne.

La obra que me impactó fue precisamente la que escogí para esta publicación, Las grandes bañistas.

En aquel tiempo, yo tendría como 12 años, mi mente estaba asimilando muchas cosas. El arte pictórico y su historia eran fascinantes; la evolución de los movimientos artísticos y los artistas; la propia evolución de la humanidad a través del arte; en resumen, pienso que es mucho para una mente tan joven.

El movimiento impresionista fue uno de mis preferidos y me enamoré de varias obras. Cézanne tenía algo de impresionista pero al mismo tiempo sus obras se salían de las características más rígidas de este movimiento. Las grandes bañistas no era una obra cubista ni tampoco impresionista. Caramba! que artista tan complicado, para mí, cuando tenía que estudiar para un examen.

Leyendo el magnífico post de convocatoria, para este concurso, me doy cuenta que este cuadro posiblemente era algo así como la prehistoria del cubismo. Era un momento de transición en la pintura y quien estaba detrás de todo esto era Cézanne.

Y he aquí mi reflexión. Aun cuando Cézanne no se ajustaba a los modelos pictóricos de la época eso no significaba que sus obras no servían para nada. La gente que tiene algo nuevo que aportar, en cualquier cosa, en cualquier arte, tal vez desentone porque no sigue ciegamente con los cánones establecidos pero eso no quiere decir que ellos no estén haciendo arte.

Me gusta ver la perspectiva de Paul Cézanne, los tonos de sus colores y sus figuras, para la época en que vivió eso fue sencillamente una revolución, y por eso fue muy incomprendido e incluso marginado.

Presentar algo que no es común con lo que se está haciendo suele no gustar de primera. No obstante, el arte y su belleza se manifiestan de mil formas.

Por ejemplo, el pintor venezolano Jesús Soto dejó una escuela de cinetismo que al principio no fue comprendida pero que a muchas personas nos gustaba. Allí había arte aunque no entendiéramos de qué se trataba.

Igual me pasó con Cézanne. Su obra me gustaba y no sabía por qué. Aquel triángulo central, aquellas mujeres desnudas, aquella anatomía sencilla e imperfecta, aquellos azules del renacimiento pero con toques impresionistas, aquella inclinación de mi mirada para apreciar el cuadro, en fin podía ver la obra una y otra vez, y me encantaba.

Ahora comprendo que se trataba de una gran obra. Ahora entiendo mejor esos trazos y la evolución que hubo con los mismos.

Creo, para ir concluyendo, que es bueno ir a los museos y ver obras de diferentes épocas y movimientos artísticos sin prejuicios, sin prejuzgar. Es una manera de ir entrenando el ojo y la sensibilidad de nuestra piel. Con este ejercicio estaremos mejor preparados para descubrir la belleza que nos muestran los nuevos artistas en sus obras (y no maltrataremos a nadie como le pasó a Cézanne).

Por último, admiro la tenacidad de este artista de creer en sí mismo aún con todas las dificultades que tuvo en su vida personal. El éxito no se alcanza porque tengamos talentos sino porque somos tenaces en nuestros propósitos y acciones (un buen ejemplo a seguir). A veces, las cosas cuestan un montón pero si somos consecuentes con nuestros ideales, valores y amor, todo fluirá y triunfaremos.

Me despido con el gran Facundo Cabral:

Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente,

Gracias por tu lectura. Bienvenido tu comentario.

¡Saludos infinitos!

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