"Mi mejor y mi peor profesor" por @majo12

Hola esta es mi participación a tan interesante concurso.

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Hablar de profesores me motiva y me hace pensar en mis maestros, compañeros de caminos, forjadores de conocimientos, transformadores de ideas e incluso hacedores de sentimientos. Sin duda alguna es una manera de reconocer la hermosa labor que hacen los docentes al lado de sus estudiantes.

Mi peor profesor: En su momento podía decir que era en 4to. Grado la maestra Susana que preguntaba la tabla al revés y al derecho, luego ponía unos problemas matemáticos donde había que pensar mucho, tanto que no podías hablar. A la hora de escribir había que sentarse derechito porque caminaba por los pupitres e iba imponiendo la postura correcta. En general le teníamos miedo.

Al avanzar de grado, llegar a bachillerato; ser muy buena alumna con habilidades y destrezas firmes, me sentía capaz de sentarme muy bien en clases, y buscar respuestas a tantas interrogantes que fluían. Entonces descubrí que mi maestra no fue mala, tenía claro lo que quería era “enseñar” y lo había logrado (sin gritar, sin maltratar, con constancia). Definitivamente ella era un ejemplo.

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Gracias a Dios mis maestros y profesores fueron muy buenos, preocupados, algunos se ganaron mi admiración, al punto que muchas veces soñé ser como ellos. Recuerdo que jugaba a la escuelita, siempre había alguien a mi lado a quien quería enseñar y eso era como un homenaje a quienes me enseñaban a mí.

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Ya adulta y siendo docente puedo decir con toda honestidad del trabajo afable de mis maestros y profesores, para la época quizás muchos de ellos eran maestros normalistas, venían de una escuela de maestros, es decir, vocacionalmente hablando enamorados de tan hermosa labor. Adornados de muchas capacidades: inteligentes, una escritura impecable, una lectura que debe gusto escuchar, tonos de voz afable e interesante, disciplinados, conocedores de su área de trabajo, llegaban con la estrategia o el recurso para el aprendizaje debajo del brazo, personas muy formales en el amplio sentido de la palabra.

Cuando el maestro sabe por qué y para qué está en el aula, no hay necesidad de gritar, su presencia causa un impacto positivo que es capaz de marcar la vida de su estudiante, son experiencias que transcienden en el tiempo. Mi mamá es enfermera y mi papá fue periodista, yo soy educadora motivada por todos aquellos que fueron mis educadores, en honor a ellos con una eterna gratuidad. Los tiempos cambian, pero el deseo de transformar las sociedades siempre va a estar allí.

Aplaudo el trabajo de mis maestros y profesores. Gracias, por tanto. Hasta otra oportunidad.