La semana pasada se me hizo difícil participar en la invitación número 9 del "De lunes a lunes" y eso que de anécdotas sobre "Abrir la bocota" y que se te escapen imprudencias tengo un máster ja,ja,ja,ja. Pero hoy vengo a reivindicarme y a dejar por acá mi participación para esta semana Nº 10.

@charjaim nos propone compartir acerca de aquella fiesta que por sus características, ya sean satisfactorias, pésimas, o cómicas se hayan convertido para nosotros en una fiesta inolvidable.

Anímense a participar y sigan las pautas que se dan en este link

La fiesta inolvidable

Sobre este tema tengo bastante tela para cortar, y es que a lo largo de mi existencia me han invitado a unas cuantas fiestas y también me a tocado planificar otras más.

Elegí una de las tantas fiestas que me ha tocado planificar y que siento que llevaba de mi parte una gran responsabilidad e increíble emoción. La celebración de mi boda.

Se dice por ahí que las niñas desde pequeñas juegan a casarse y que el día de su boda es uno de los más importantes. Quizás no lo sea para todas las mujeres del mundo mundial, quizás existan muchas que consideran que casarse es una pérdida de tiempo o un sacrificio, no sé. Lo que si sé es que para mí significa mucho, porque valoro el amor, la fidelidad, el respeto y considero que la maravillosa suerte de encontrar entre tanta gente, a alguien que te ame con letras mayúsculas es motivo de celebración. Yo lo encontré y celebrar nuestro casamiento fue tan importante para nosotros cómo festejar cualquier triunfo o gran descubrimiento.

Trataré de resumir ja,ja,ja. Bueno después de 7 años de noviazgo y de incluso vivir bajo el mismo techo, mi novio (en aquel entonces) y yo decidimos a formalizar, enseriar, plasmar en papeles, lanzarnos al agua, echarnos la soga, ponernos los apellidos y pare usted de contar. Con nuestros ahorros y creatividad logramos que se realizara una "Celebración" que a continuación les cuento, por qué es para mí, una fiesta inolvidable.

Obvio microbio, que es y será siempre inolvidable por lo que para mi esposo y para mí representa, pero la elegí para esta participación por una serie de cosas que se fueron sucediendo durante el evento y que en su momento me causaron desesperación y hoy me producen mucha risa y hasta nostalgia.

Una de las primeras cosas que nos pasó fue que la gente que nos había alquilado el local para la "rumba" lo entregó esa misma mañana de la boda, totalmente sucio y lleno de muchos desperdicios. Se había celebrado no sé que cosa días antes y no lo limpiaron, así que mi esposo, algunos amigos y yo nos pasamos toda la mañana limpiado, sacando basura y lavando pocetas, para luego salir a toda velocidad a decorar la iglesia, que gracias a Dios ya estaban adelantando amigas de mi corazón.

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Pude por fin darme un buen baño y llegar hasta la peluquería donde me harían un bonito peinado y me maquillarían. Gracias a Dios lograron terminar mi peinado a tiempo, pero al momento de comenzar a maquillarme se fue la luz... y tuvieron que acicalar mi redondita cara a la luz de las velas, muy pendientes de que no me cayera cera caliente y me quemara.

Después de la odisea en la peluquería llegué a casa súper apurada a vestirme y allá gracias a Dios si había electricidad, así que pude cambiarme y entre abrazos y felicitaciones familiares nos fuimos a la iglesia.

En la iglesia tampoco había luz... entonces me tocó esperar en el carro rogando a Dios que llegara la bendita electricidad, que llegó más o menos una hora después de lo pautado para la ceremonia, qué bueno que el cura es un gran amigo nuestro y estuvo siempre muy pendiente de que no me diera un patatús.

Cuando por fin pude entrar a la misa de casamiento ya todo estaba en su total normalidad, y esa parte de la historia es la que recuerdo con gran alegría y amor. Disfruté cada instante, cada palabra del Padre, cada canción que amigos muy queridos dedicaron y hasta canté el Ave María con toda mi alma.

Cuando ya se terminaba la ceremonia y comenzábamos a retirarnos, una de las lámparas del techo de la iglesia comenzó a echar humo, al parecer tanto apagón le habían causado un corto circuito. De ese evento surgió una anécdota que me produce mucha nostalgia, y es que una de las tías más queridas de mi vida y que ya no está con nosotros, al ver el humo comentó: "Ayyy que lindo, pusieron incienso en las lámparas" je,je,je,je.

Cuando llegamos al lugar pautado para la celebración ¿adivinen qué? ujum, así es, no había luz.... Por suerte a mí se me había ocurrido adornar con velones los centros de mesa, así que mis amigos más cercanos (los mismos que me ayudaron a limpiar y a decorar la iglesia) se pusieron manos a la obra y encendieron todos los velones, al final parecía una velada romántica como yo quería ja,ja,ja. Pero sin música...

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La luz llegó por fin, y se pudo colocar la música para la bailadera. Así que bailamos nuestra canción, brindamos, tomamos fotos y terminamos de celebrar por fin, sin más percances.

Han pasado hartos años y al contrario de las creencias que calculan el éxito del matrimonio por el éxito de la fiesta, les cuento que, aunque nuestra boda estuvo bastante "sucedida" nuestro matrimonio es todo un éxito, con sus normales altibajos, pero con el amor al 100% y la felicidad al 1000%. Tendremos la revancha de nuestra fiesta, cuando celebremos las bodas de oro.

Y así concluyo mi participación en la décima semana del "De lunes a lunes".

Gracias por sus visitas y comentarios, estoy comprometida en visitar sus publicaciones y trato de conseguir el tiempo para hacerlo. Les abrazo.

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Invito a participar a @ydelitza, @reneepineda, @lacharrakey, @santamorillo, @brigidaguerra y @nakary

Nos leemos.