Hace un par de días llegó a mi casa una pareja de esposos con la intención de mandar a pintar un cuatro para su pequeña hija, quien cumple años en los próximos días y querían obsequiarle un instrumento y además de eso personalizarlo con su nombre y con su color favorito. Pero necesitaban el instrumento terminado en escasos cuatro días y peor aun, lo trajeron un sábado por la tarde cuando las tiendas de pinturas ya están cerradas, lo que representa una gran dificultad para mí, como les hice saber a ellos. Sin embargo, tratándose de una ocasión especial y como me encanta que la gente le regale instrumentos a sus hijos, accedí y asumí el reto, pero no les di garantía de que pudiera terminarlo a tiempo.

_{Cuatro que pronto será de color morado}

Ese sábado en lo que restaba de tarde salí a caminar con mi esposa con la esperanza de conseguir alguna tienda especializada en pinturas para tratar de tener todos los materiales a la mano y así trabajar más seguro, pero no tuve suerte, no obstante podría aprovechar el domingo para adelantar el trabajo previo a la pintura, el cual no es poco.

Primeramente debí retirar todo el material de pintura que de fábrica trajo el instrumento, con la ayuda de un cuchito y algo de lija.

_{Retirando la laca original del instrumento con la ayuda de un cuchillo.}

El cuatro vino de fábrica con el diapasón (donde se pisan las cuerdas) muy ancho, de 50mm cuando lo ideal son 40mm. Por lo que debí recortar el exceso de madera para volver a tallarlo y darle la curva característica. Especialmente porque es para una niña de ocho años, se le hubiera dificultado mucho el aprendizaje si no se corregía ese problema. Para ello se debieron retirar los trastes (barritas que separan los diferentes espacios donde se hacen las pisadas), marcar la nueva medida y proceder a cortar y tallar.

_{Diapasón del cuatro con las medidas del nuevo diapasón delineadas.}

_{Volviendo a tallar el diapasón para devolver la curva y su forma.}

Una vez lograda la forma ideal del diapasón y brazo en general de se deben devolver los trastes que fueron retirados, no sin antes recortarlos ya que tendrán un largo más corto y redondear las puntas una vez montados.

_{Diapasón reducido y entrastado nuevamente.}

El cuatro está casi listo para la pintura, solo falta aplicar una mano de sellador nitroceluloso, esto se hace para reducir la porosidad de la madera y para que la pintura se adhiera mucho mejor a la superficie.

_{Cuatro con sellador esperando a ser pintado.}

Ya el trabajo del domingo ha terminado, el lunes muy temprano salí al centro de la ciudad a tratar de comprar la pintura y el transparente necesario para terminar el trabajo. Corrí con la suerte de que una de las tiendas se arriesgó a atender al público con la puerta de su negocio a medio abrir, pues esta semana es decretada de cuarentena radical y se prohíbe el comercio de productos que no son de primera necesidad.

Es hora de aplicar las capas de pintura morada, no se debe hacer en una sola mano pues además de que se corre riesgo de que se chorree la pintura, el material no se seca de manera adecuada y no se adhiere bien. En total fueron cinco manos de pintura morada, alternando entre clavijero y caja de resonancia para poder sujetar el cuatro sin estropear el acabado de la pintura.

En el proceso de pintura noté que el cuatro estaba quedando muy monótono con con un solo color, por lo que decidí oscurecer con negro el diapasón, el golpeador y el puente con una técnica de difuminado. Pero esto trajo consigo un accidente pues no contaba con que la pintura negra estaba descompuesta averiando parte del trabajo, específicamente en el diapasón. Así que con temor de no terminar a tiempo, tuve que retirar la pintura del diapasón con sumo cuidado de no dañar el resto de la pintura y volver a pintar con morado. Pero esta vez apliqué menos capas de pintura logrando así un tono más claro logrando un bonito contraste entre el diapasón y el resto del instrumento.

Resuelto el problema con la pintura, se le escribió el nombre de la niña en la tapa, pero debo ser sincero, las letras no cumplieron con mis expectativas, pues parece que me estoy poniendo viejo y cada vez que demoro en comer me pongo tembloroso y eso me afectó a la hora de escribir. Seguidamente se aplicó una buena mano de transparente poliuretano, culminando así el trabajo del lunes, con la esperanza de que al día siguiente esté lo suficientemente seco y fuerte como para manipularlo y colocar el resto de los accesorios.

Me fui a casa con mucho nervio porque me me dio la impresión de que el transparente que apliqué lo preparé escaso del catalizador que se le incorpora para que la laca seque y endurezca, pues al cabo de una hora, no había endurecido lo que esperaba. Pero fallo o no, al día siguiente la laca estaba lo suficientemente fuerte gracias a Dios. Y pudimos proseguir con el trabajo.

Lo que ocupa a continuación es elaborar la cejilla y la cejuela, con las piezas de PVC blanco donde pasan las cuerdas en sus dos extremos.

Por último se le colocaron las clavijas y las cuerdas para poder afinarlo y trabajo terminado

Así fue la restauración de este cuatro que sería el regalo de cumpleaños para la niña Julieht por parte de sus padres, con la suerte de que, aunque contaba con muy poco tiempo, pude terminar a tiempo y el cliente quedó muy satisfecho con el trabajo. Por eso estoy contento de terminar el trabajo de terminar un cuatro de morado pero no demorado.

Nuestro amigo @danstudios01 pasó por el taller y aprovechó de probar y evaluar el trabajo.

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