Venezuela Concurso/Tercera edición/ Siente la Naturaleza, en #VenezolanosSteem. Lluvia en mi pueblo.

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(Imagen promocional del concurso).

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Luvia en mi pueblo.(Año 1962).

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Me echo mi acercadita ofrecida, para intervenir en esta agradable iniciativa organizada por @evagavilan, y con el apoyo de las activísimas @marcybetancourt y @solperez, y que consiste en elaborar un post en el que se cuente una historia real o imaginaria, basada en una experiencia de lluvia.

Lluvia en mi pueblo.

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En 1962 vivía con mi familia en nuestro pueblito de origen Las Mercedes del Llano, y las calles eran de tierra, por lo cual cada vez que llovía, se formaban pronunciados barriales y lodazales, y cuando se desbordaba "el tapón de la laguna, la vida era más emocionante porque podíamos atrapar pececillos como bagrecitos y guabinas.

Tenía la idea de que "irse el tapón de la laguna" era como que se abrían zanjas en esa laguna, y el agua salía en cantidades notable. Pero era solo que el agua derramaba la capacidad.

Lo cierto es que cuando la lluvia era copiosa, salíamos los muchachos y niñas a bañanos con el agua del cielo, y jugábamos que si "el ladrón y los policías", pelota de goma, o el "cero tramposero", o el salto de la cuerda.

Éramos muchos, y entre tantos, estaban Belkis, Orsini, Crisalia, Pedrito "Hueso" Guevara, Manuelito Guevara, Juan mi hermano, Maritza Bandres, y muchos más.

Mamá Cecilia nos castigaba a sus hijos menores cuando llegaban las 6 de la tarde y no estábamos en casa, pero en esa oportunidad el juego de pelota de goma superó la preocupación por la pela que recibiríamos por haber incumplido el horario acordado.

Luego deslizábamos nuestras barrigas por el solar liso de mi abuela Lionza, que estaba poblado por un lindo topochal, al que nos atrevimos a hacer una "guerra de topochos".

¡Craso error!

La oscuridad nos hizo darnos cuenta de que habíamos infringido la hora máxima estipulada por mamá Cecilia, y ahora teníamos que enfrentarnos a su "justicia" porque los topochos iban a ser reportados por mi abuelita.

Pensábamos Juan y yo en el chuche (que eran 3 delgadas cuerdas de cuero de ganado), en la correa, y en el bejuquito picante que eran las a"armas destinadas" para ese castigo.

Cuando llegamos, vimos a mamá Cecilia con las manos detrás del floreado camisón, y con la decisión dibujada en sus gestos.

Fuimos pasando uno por uno sus cuatro hijos menores, y el chuche sonaba como con ritmo marcial, a la vez que mamá Cecilia- sílaba por sílaba- nos iba explicando:

—¡Es-to-te-pa-sa-por-an-dar-de-sa-li-do!

Hace pocos días este concurso me hizo recordar aquellas experiencias y, sin pensarlo 2 veces ¡¡¡me lancé a bañarme!!!

Pero ya no pude hacerlo con Belkis, Orsini, Maritza, mis 3 hermanos menores., y muchos más.

Agradezco a Dios tales vivencias.

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A continuación la dirección que conduce a invitar al concurso.

Que Dios nos bendiga cada día.

Nota: Gráficas popias.

Sort:  

Bañarse en la lluvia es emocionante jaja

Un agrado y relax inmenso.

Ese estilo de reprender en sílabas era terrible. Jajaja. Bueno, sarna con gusto no pica. Después de los latigazos con el chuche, lo que sale es "agua e' mango", jajaja.

Todo precioso, amigo @lecumberre
Me encantó, visualicé los cuadors que desccribes

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