Venezuela Concurso - Semana 22 - La casa de mi abuelo(a)
Venezuela Concurso - Semana 22 - La casa de mi abuelo(a)
Felicidades @marcybetancourt por esta idea maravillosa que he disfrutado entre nostalgias y sonrisas en esta comunidad creativa de #VenezolanosSteem.
La casa de mi abuela, era el mejor lugar del mundo, mi refugio particular hasta los 18 años cuando ella decidió partir de esta tierra para transformarse en una estrella apacible, porque así se caracterizaba, por ser una mujer llena de bondad que iluminaba con su sonrisa los espacios más sombríos. Por eso las sombras vivían mudas.
Nunca hubo un mejor lugar a mitad del camino que la casa de Petra López.
Oriunda de Yaracuy, era una “maestra pueblo” por su sabiduría popular, su amor incondicional y solidaridad hacia los demás que me enseñó a valorar las flores que crecen sin nombre alguno.
Muchos se detuvieron a tomarse un café con el simple hecho de respirar la frescura que se hacía; primero por su amabilidad, y segundo por estar rodeada de matas ornamentales, árboles frutales y de pequeñas visitas inesperadas de pájaros o loros libres con su alegría particular.
A veces cierro los ojos y me veo una tarde con mi abuela en su casa tomando café conversando sobre cualquier tema que abordaba con su metafísica particular, o con su “duende” mágico para tejer las oraciones más simples que conseguían las respuestas burlando toda maraña, o cualquier retórica hueca.
Mi abuela Petra era muy devota. Todos los domingos iba a misa. En la época de diciembre la familia completa se reunía en su pequeña casa con techo de asbesto, sacaba su sahumerio e interrumpía todo baile pasando por el medio con su rezo y la humareda:
“Te ofrezco este sahumerio de incienso de iglesia y mirra en estos días santos para que mi hogar sea limpio de toda mala influencia y nos veamos protegidos con tu santa bendición. Salga el mal y entre el bien como hizo Jesucristo en Jerusalén”.
Después la celebración seguía con un invitado que aprovechando la “pausa” con unos traguitos encima declamaba con cierta cursilería graciosa un trozo de un poema que repetía todos los años:
“Otro año, segundo de su presencia.
Cuánta añoranza el corazón dolido
Cómo triunfa su imagen del olvido
En la blanca visión de su existencia.
¡Oh! Florida encarnación de la mujer soñada
En cada alba yo invoco para ti, la égida
Bienhechora, que en mi niñez dorada
Hizo de ti, su tierra preferida.”
Todos aplaudían al final, compartían mientras algunos íbamos a ayudar a mi abuela para servir la cena. Entre sus utensilios sacaba unos vasos que guardaba como objetos preciados, pues, se los había regalado misia Cristina Gómez a su mamá, la hija del benemérito. Solo los utilizaba para que se los diera a sus cinco hijos y brindaran.
La casa de mi abuela era una encrucijada de recuerdos donde el día pasaba sin mayor esfuerzo o preocupación.
Ella regalaba frutas de su casa, como mamomes, aguacates, semeruca, mandarinas y también la buscaban para que curara la erisipela o les leyera el huevo en un vaso de agua a los que deseaban despejar las dudas ¡increíble! Hasta ahora no conozco a alguien que haga eso.
La casa de mi abuela Petra, estaba en un callejón donde residían inmigrantes desplazados por la guerra y a todos los unía la vida. A pesar de las penurias de ese tiempo, todo lo mínimo era inmenso.
Piensa
Eleva
Toda
Razón
Al universo.
Hola @joyarub, sinceramente qué grato es leerte! Tu voz amorosa fluye para dar paso a eventos hermosos en la casa de tu abuela.
Sus hábitos solidarios quedaron en el aire yaracuyano.
Para mí, esas flores sin nombre son las más nobles del mundo.
Tu acróstico de Petra muestran en 6 palabras todo su universo con o sin razón. Hermoso!
Ha sido un gran placer leerte. Un gran saludo :)
Gracias @marcybetancourt por tus siempre comentarios sutiles, y relevantes. Es un placer también para mí.
#onepercent #venezuela #affable