Los árboles llenan nuestras vidas con su presencia a nuestro alrededor, desde la infancia hasta la muerte, donde quiera que vayamos. Habitan nuestra mirada, afectos, imaginación, espíritu... Cumaná, al igual que otras ciudades de Venezuela, ha tenido la suerte de conservar sus espacios verdes; así en plazas, parques, terrenos baldíos, casas, se mantiene incluso árboles añosos, como la hermosa ceiba (una entre otras) que ocupa el centro del Parque Ayacucho, de la que les ofrezco unas pocas fotos tomadas por mí, y breve poema propio escrito para y a partir de ellas.

Avezada en intemperies,
añeja y firme,
permanece en su centro,
como retando nuestro desequilibrio,
ella, la ceiba fémina madre,
con sus arraigada planta
y su fronda aérea
que asciende
como quisiéramos nosotros
hacia lo Abierto.

Gracias por su atención.