Abel , era un joven amante de la noche, vivía en una zona montañosa y muy boscosa, cerca de casa había una laguna en donde se reflejaba la luna y las estrellas pero sobre todo la luna llena, se la pasaba apostados en la orilla de la laguna admirando la laguna, pues él decía que allí se había ahogado el amor de su vida hacía varios años. Solo se le veía en el pueblo ya cuando la luna estaba en su fase menguante todo, mal oliente y descuidado, pues su pena de amor era tan grande que no le importaba su apariencia, la gente lo criticaba y siempre con su pena acuesta y su dolor, pero eso a nadie le importaba.

Un día decidió, bañarse vestirse de alegría y pulcritud por la única razón de haberse enamorado en luna menguante, pero la historia fue otra, la chica de quien se había enamorado ya estaba comprometida. La gente decía que era de mala suerte enamorarse cuando la luna estaba menguando, que lo ideal era la luna llena. De tal manera que decidió ir al pueblo en luna llena a ver si así conseguía un nuevo amor, pero nada de eso era cierto pues Abel se devolvió a su bosque una y otra vez en noches de luna llena sin amor, totalmente decepcionado, pues fueron muchas lunas y sin un amor.

En la mañana de un domingo, se vistió todo harapiento y descuidado y fue al pueblo a buscar suministro para su despensa pues la que tenía estaba acabando, en la entrada de la tienda estaba una chica recibiendo a las persona que llegaban a la tienda, ella toda hermosa y el todo descuidado pero bien educado, eran aproximadamente las 10 de la mañana. Ellos emocionados se miraron a los ojos y nació el amor a plena luz del día. Para Abel su amor estaba en creciente, pues no le cabía en su corazón, sorpresa para el cuándo le pregunto su nombre y ella le contesto LUNA NUEVA.