Hay algo verdaderamente increíble en el lago que llamo “MILAGROSO”. Ha vivido en mi recuerdo desde hace una década, quedó plasmado en mi mente, una mañana de un domingo muy caluroso.

    Ese grandioso día en que lo conocí, subí muy alto para poder observar su magnitud, había por allí unas cuantas personas con espíritu alegre, algunos curiosos tomando fotografías otros ejercitándose pero ninguno percató su majestuosidad, su belleza. Probablemente, la razón sería que era cotidiano para ellos y la costumbre lleva a los seres humanos a no ver lo hermoso y a desvalorar lo que tenemos más cerca.

    Para ellos era como el lado oscuro de la luna, caminaban a su lado pero andaban sin percibirlo. Pero para mí era distinto, era como el rostro de Dios, no podía dejar de mirarlo.

    Baje, comencé a caminar junto al lago, llevaba un vestido de color morado, la brisa suave movía mi cabello, era todo tan rustico y sin embargo se podía respirar paz, era algo enigmático lo que sentía en torno a mí. Fue como el golpe de un relámpago, un despertar que resonaba en el pecho, que tocó mi alma, que me alentó ante la incertidumbre del futuro absorbiendo todos mis miedos y transformando en un segundo todo mí ser.

    Sólo vienes a mí a través de los recuerdos, estás en un lugar remoto y a una distancia casi inconcebible, pero sin importar que tan distante estés, siempre que te recuerdo generas en mí una metamorfosis, creas un puente entre mi mundo y la grandeza de Dios. Para mí eres un “Lago Milagroso”

Muchas Gracias por leer mi publicación, que Dios llene de bendiciones su vida, espero haya sido de su agrado