Huida: Luto

in Venezolanos Steemlast month

Hola a todos.

Con esta nueva entrega de Huida avanzamos hacia el último nudo de la historia.

Gracias por continuar con la lectura.

Huida: Luto

Kevin despertó una mañana. Según su cálculo mental, ya tenía seis meses viviendo en la cabaña familiar. Oliver lo asistía puntualmente y su madre, Lady Murchinson, lo visitaba siempre que podía. Kevin se sentía aliviado al ver que su progenitora lo amaba a pesar de todo. Él esperaba que ella, al descubrirlo, lo regañara, lo forzara a ser quien no es y que él se viese en la obligación de obedecerla hasta sus últimos días. La realidad con su madre fue mucho más suave.

Lamentablemente, la sociedad no tuvo el mismo trato con él.


lost-places-4950624_640.jpg
Fuente

Un día, Oliver no llegó. Ni tampoco su madre. Kevin estuvo expectante todo el día. Además, el cielo al amanecer estaba nublado y llovió por la tarde.

"Sólo debo tener paciencia. El terreno debe estar difícil", pensó él para calmarse.

El día terminó y empezó el siguiente. Kevin se preparó unas tostadas con la poca mermelada que le quedaba y se sentó a esperar. Una vez más, el día culminó. Para evitar ponerse emocional, se puso a repasar sus clases, hacer exposiciones de las estructuras góticas que le encantaban y, cuando su cuerpo ya no pudo más, se acostó a dormir.

En sus sueños vio imágenes que eran una suerte de continuación de sus vivencias en la cabaña y de su tiempo en libertad. También su mente le mostró deseos cumplidos a los que se entregó sin dudar.

Este sería el último momento de felicidad antes de volver a la realidad.

Kevin se levantó temprano. En vez de retozar en la felicidad de sus ensoñaciones, se levantó y se hizo el desayuno. Horas más tarde, mientras estaba en la sala, escuchó que la puerta principal se estaba abriendo. Con los nervios alterados, se levantó, recogió su libro y corrió con el torso muy inclinado, casi tocando el suelo, subió las escaleras y llegó hasta su cuarto. Cerró la puerta rápido y, sin hacer ruido, puso el seguro. Tomó una camisa sucia y la colocó en el espacio entre el borde de la puerta y el piso.

Kevin se sentó en una esquina y permaneció pegado a ella. Esperando lo peor.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Un par de hombres ingresó en la cabaña. Revisaron la planta baja hasta que uno de ellos dijo:

—Hay alguien viviendo aquí —comentó, molesto, uno de ellos.

—¿Qué?

—Que alguien se mete aquí.

Los hombres encontraron los envoltorios de comida, lo poco de ella que aún quedaba. Algunas prendas dejadas en algún que otro lugar, como bufandas, medias o tirantes. También libros.

—Un vago letrado por lo que veo... —dijo el hombre de forma desdeñosa.

Subieron las escaleras, armados con cuchillos tomados de la cocina, preparados para encontrarse con gente indeseable. Abrieron cada puerta, tanto de dormitorios como cuartos de baño y armarios de artículos de limpieza.

Al llegar al dormitorio donde Kevin se escondía, giraron el pomo. Kevin se cubrió la cara con las manos para evitar chillar.

—Tiene seguro —dijo uno de los tipos—. Espera un momento.

Sacó un aro con llaves y probó una por una hasta agotarlas. Kevin estaba hecho un ovillo en el piso y sus manos ya cubrían sus ojos.

—Habrá que dejarlo hasta aquí —suspiró, fastidiado.

Los pasos se alejaban cada vez más hasta que un silencio lo invadió todo. Kevin, cediendo al cansancio de su cuerpo, se recostó en el piso de madera y relajó cada músculo hasta dormirse.

Hacia las cinco de la tarde, Oliver Little llegó a la cabaña. La oscuridad amenazaba a cualquiera que se atreviera a recorrer esos caminos por su cuenta. Armado, Oliver se bajó de la carreta y entró en el inmueble. Se sorprendió de no ver ni una sola vela encendida.

—Kevin -llamó Oliver— Kev...

Encendió dos velas y fue a buscar a su amigo al cuarto donde él solía dormir. Encontró la puerta cerrada.

—¡Kevin! —golpeó la madera con fuerza—. Kevin, abre.

Al otro lado, Kevin escuchó la voz de Oliver sin poder creérselo. Se levantó y se acercó a la puerta. Quitó el seguro. La luz de la vela le escoció los ojos por un rato.

—¿Qué pasó?

Kevin lo abrazó.

—Vamos abajo —le dijo, soñoliento.

Los dos hombres hicieron algo para comer y Kevin le contó todo lo ocurrido. Oliver, comprensivo, permaneció callado oyendo lo que pasó.

—¿Por qué no habían venido? —preguntó Kevin aun lloroso.

—Ah,... Tengo, tengo algo malo qué decirte.

Kevin, si cabía, se puso peor. Su cuerpo se agitaba con cada sollozo. Oliver también se entristeció. Llevó a su amigo al cuarto a dormir. Después, bajó a lavar los platos, apagó las velas y, con la última de ellas en la mano derecha, entró y cerró la puerta. Se desvistió y se acostó a dormir.


grain-3709990_640.jpg
Fuente

Kevin sintió que lo sacudían. Cuando por fin abrió los ojos, Oliver le dijo:

—Levántate. Debemos irnos.

La hinchazón en la cara de Kevin era espantosa. Parecía que tenía una reacción alérgica. El ex colegial se puso de pie, se aseó y bajó a desayunar. No encontró la comida servida. Oliver la empaquetó y le ordenó subir a la carreta. Le obligó a tenderse y lo cubrió con capas de heno. También puso a un lado sus cosas, bien atadas y ajustadas.

—Aún no vas a desayunar —le indicó— Te quedas ahí y esperas mi señal.

Oliver cerró la puerta y arrancó. Cuando estuvieron lejos de la villa, Oliver dijo:

—Ahora sí, come —como no sintió movimiento ni ningún sonido, recordó un detalle de la forma de ser de Kevin por lo que detuvo la carreta, se bajó y, apartando el heno, lo despertó—. Bello durmiente, ya estamos fuera. Come.

Kevin se incorporó y empezó a ingerir lo que le habían preparado.

La noche anterior, después de informar acerca del fallecimiento de Lady Murchinson, Oliver le dijo que no pudo llegar a la cabaña el día fijado porque los familiares llegaron a la mansión e hicieron el servicio. La señora apartaba comestibles y ropa limpia para Kevin, pero por el movimiento de gente, Oliver y Meredith Crane no podían tomar alimentos de la alacena ni llevar cosas de uso personal so pena de parecer sirvientes robándole a su señora ya fallecida.

Oliver tuvo que esperar la señal de Meredith para entrar a conseguir alimento y ropa para luego ir a ver a Kevin y darle las malas noticias.

Ahora, con Lady Murchinson muerta y Kevin prófugo, la cabaña pasaría a ser de alguien más.

Sort:  
Loading...

Coin Marketplace

STEEM 0.17
TRX 0.15
JST 0.028
BTC 57500.86
ETH 2337.17
USDT 1.00
SBD 2.36