Recuerdo las historias que me contó mi padre cuando llegó a este país. El gobierno en ese entonces motivado por las secuelas de la guerra que vivían muchos países europeos y necesitados de mano de obra en Venezuela, hizo el ofrecimiento de trabajo a todos los ciudadanos que quisieran venir a trabajar honestamente a este país.

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Mi padre tenía 21 años cuando se vino a estas tierras, me dijo que no tenía ningún talento pero que se ofreció en las oficinas del gobierno para realizar cualquier trabajo donde él pensó podría dar lo mejor de sí.

Y luego envió por mi madre y mi hermano mayor. Y así comenzó su vida en el país que él amo hasta su muerte, porque fue el que le dio la seguridad de una vida. Aquí nacimos cinco hermanos y aquí nos quedamos todos antes de que surgieran estas terribles circunstancias actuales. Migraron y han pasado por muchas malas experiencias, pero han encontrado la forma de vivir con sus grandes esfuerzos para darles una mejor vida a sus respectivas familias.

Muchos amigos se han ido hacia otros países incluyendo Perú, es el país donde mis amigos han encontrado más dificultades para vivir. Al parecer la xenofobia hacia el venezolano ha ido en crecimiento más rápido de lo que cualquiera de nosotros nos pudiéramos imaginar.

He visto como han devuelto cadáveres de regreso, de gente trabajadora, de pacientes mal tratados, de amigos desalojados de las casas de alquiler, despojados de todas las pertenencias, de amigos que han botado de sus trabajos.

Con dolor en mi alma he visto cómo muchos amigos y conocidos han tenido que migrar hacia otros países para lograr sobrevivir al odio de algunos ciudadanos que se creen con el derecho de violentar la vida de otro ser humano.

No creo que nadie por peor trato recibido tenga el derecho de matar, amenazar, o violentar física o mentalmente a la vida de otro ser humano. Sólo por la única condición de ser nativo de mi país en cuestión.

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El mal, la ignorancia, el odio son mejores aliados de las personas más inescrupulosas que de las personas con estudios, con capacidad de discernimiento, o de dones bondadosos dados por Dios.

Lastimosamente mis hermanos venezolanos se han refugiado en un país en donde la situación económica era mejor que la situación del país de donde huían. Pero que eso no reflejaba que tuviesen mejores sentimientos que los nuestros o mayores capacidades intelectuales o mucha más disposición amorosa para ayudar al necesitado.

Escuché a una periodista peruana en un programa informativo cómo se quejaba de unos comentaristas deportivos de su propio país, que antes de comentar sobre sus partidos prefirieron dejar en claro en la tv, sus opiniones misóginas y además en detrimento de la mujer venezolana. Se refirieron con mucho sarcasmo y despotismo sobre el precio de una mujer y nombraron con ironía el precio de una mujer en mi país comparativamente con el precio del dolar.

Qué puedo yo pensar de la honestidad, virilidad y educación de un grupo de personas de tal calaña, personas que tienen un poder para informar al público sobre acontecimientos en forma clara, auténtica y veráz. Tomaron el micrófono y la pantalla para divulgar el odio y la mentira.

Así mismo acaban de promulgar una ley para sacar del Perú inmediatamente a todos los venezolanos que no estén legalmente en ese país.

Pero yo no puedo cometer el mismo error que ellos cometen, que es el de catalogar a todo un gentilicio por los errores de algunos pocos.

Venezuela tiene mucho de qué entristecerse sobre esos pocos sujetos que salieron del país a dar tan mal ejemplo de cómo somos nosotros realmente, la gran mayoría. Sí en algo somos diferentes es en nuestra forma de hacer sentir al extranjero en nuestro país. Siempre seremos un país de ciudadanos trabajadores, luchadores, con suficiente integridad para dar ayuda a cualquiera que nos necesite. Con suficiente desprendimiento para dar al necesitado. Con suficiente bondad para acoger al extranjero que nos visita o que esté en desgracia.

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Que los ciudadanos que nos quedamos somos más y muchos de los que se fueron han dejado en alto el nombre de nuestro país porque son profesionales cabales, deportistas bien entrenados, capaces y amantes de su arte, de emprendedores soñadores que han dejado su cuerpo y su alma entregándolo a la pasión que los nutre para salir adelante honestamente. De ellos se habla poco pero son muchos y nos llenan de orgullo.

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Somos más los que amamos dignamente a nuestro país y los que seguiremos dando todo por sacar adelante nuestro país con trabajo y tenacidad. Hacemos con nuestro mayor esfuerzo lo que representa ser un venezolano digno y trabajador.

Dios nos dará la oportunidad de que todos vean de nuevo resurgir a Venezuela de sus cenizas y que nuevamente vuelva a ser este un país próspero. Que recibirá sin odios ni rencores como lo representa nuestro gentilicio a todo aquel que quiera venir a nuestro país y disfrutar de sus bondades.

Esta es mi participación al concurso de mi opinión importa patrocinado por @genomil en la comunidad de @venezolanossteem.

Invito a participar a @alicargofer @yenny97 y @mirla33

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