Era la duquesa de Austria, tenía todo el poder y toda la riqueza. Sus días eran disfrutar de la vida sin freno.

Pasaba sus tardes disfrutando de manjares y bellos paisajes, así su vida no tenía complicaciones.

Hasta que ocurrió un intercambio diplomático severo y su padre, el señor Brodorik, le llegó con una noticia inesperada.

"Hola, señor", le dice a su padre. "Hola, duquesa", le dice a su hija.

"¿Qué te trae por acá, tan preocupado padre?"

El padre responde: "La situación del hermano país lindante se está quedando con pocos recursos económicos y esto va a traer inmigración aquí de manera severa. Van a escapar todos de la pobreza extrema, se está al borde del colapso en el país.

"Para dar una solución a esto y no entrar en algún tipo de guerra por recursos, decidí compartir nuestra riqueza con ellos.

La hija responde: "Qué generoso, señor padre".

El padre sigue: "Vamos a compartir riqueza, alimentos y gente para ayudarlos, pero para que quede sellado el pacto, tendrás que ser consorte del hijo del monarca".

La hija dice: "Señor padre, ¿por qué hizo eso? Yo no estoy lista para ser la mujer de nadie".

El padre insiste: "No hay manera de convencerlos sin aceptar, nos quedaremos sin nada y estas reglas me parecieron excelentes para que la paz sea de ambos pueblos".

La hija dice: "Es tan viejo el hijo del monarca, y yo soñaba con casarme con un príncipe joven y tener mi familia como algo muy especial".

El padre le dice: "Esto es una decisión de gobierno y no hay marcha atrás", y se va del lado de ella.

Ella dice: "¿Ahora qué haré? Mi vida acabó. No podré darme más mis gustos a la hora que quiera y cuando quiera. Voy a tener que ser esclava del hijo del monarca, Sir Frederic".

Mi vida terminó, mis tardes felices se desvanecieron. ¿Cómo puede cambiar la vida tan rápido cuando pensaba ir muy lento?

Sigue meditando con alta angustia y pasa el otro día.

Entonces razona que no es por motivos malos que su padre le pide esto, sino es un motivo más grande. De hecho, es para salvar las dos naciones y no ocurrir una guerra o saqueos y guerrillas.

Voy a ser una esposa que ayude a que todo funcione bien y me voy a poner a trabajar para el pueblo.

Esta decisión fue clave, ya que contrajeron matrimonio con cláusulas especiales, un vínculo de salvación de la vida y la prosperidad.

Así pasa el tiempo y la duquesa hace un papel asombroso al ayudar y ser tan seria y dedicada. Pasa el tiempo y las cosas se normalizan para ambos pueblos y la duquesa es aclamada y celebrada por ambos pueblos como una benefactora que luchó por la paz y dio sentido a las cosas en una época crucial que tomar malas decisiones pudiera traer desgracias a su vida. Al final, una mujer valiente que luchó por su pueblo lo sacó de la pobreza y fue una época gloriosa para la duquesa de esta historia.