Venezuela TBT - Semana #08. La fuerza viene de Dios

Hola amigo @jacorv, este TBT de la semana para mí es un recuerdo imborrable, aunque sea un robo , jajaja.

El 14 de enero de 2010, me paré temprano como todos los días de trabajo, pero al arreglarme sentía como un sustico en el cuerpo una inquietud extraña, y como no trabajaba cerca debía ir a otro municipio decidí no asistir, llame a mi jefa ella sabía que yo no era de faltar así que, me entendió.
Todos salieron a su tarea habitual, mi hija pequeña a la escuela, mi esposo a trabajar y la mayor a la universidad, solo me quede con mi hijo, que sus clases eran en la tarde. Estábamos recogiendo los adornos navideños; siempre lo hacia el 21 de enero, día de Santa Inés, pero no sé porque adelante el momento.
En poco tiempo, llego mi hija mayor no tuvo clase en la universidad. Me dijo que tenía hambre que iba a preparar unos sándwiches entramos a la cocina, pero no pasaron 5 minutos cuando sentimos que entró alguien; eran 3 adolescentes, dos por la puerta trasera y uno en la del frente y nos encontraron a los tres allí en la cocinas, fueron instantes de mucha incertidumbre porque ello sabían detalles de nosotros, pudieron abrir el portón sin problema, y tenían claro que venían a buscar, esperaban encontrar a mi hijo solo y se sorprendieron que nosotras estuviéramos allí.
Nos metieron en el baño, mientras mis hijos estaban sentados en el piso, uno nos custodiaba con un arma en mano, creo que mis nervios se pasmaron porque me quede allí parada cubriendo a mis hijos, mientras escuchaba que los otros revolvían todo.
Para ese momento, yo vendía accesorios de acero y pedían a mi hijo que le buscara mis prendas apuntándolos, me puse en medio y les dije que ellos no sabían nada, que yo iría a buscarlas y les entregue mis colecciones. Pero fue, cuando el ladrón se dio cuenta que yo tenía mis anillos, (la alianza de matrimonio, el anillo de graduación y dos más que mi esposo me había regalado en aniversarios de boda) se me había olvidado quitármelos cuando no fui a trabajar. Pero me sentí aliviada porque ya su atención no era en mis hijos, sino en mis anillos; como el de boda nunca me lo quitaba no salía, el muchacho me decía: “lo sacas o te corto el dedo”, le dije que ya se lo iba a dar todos y mi hijo me ayudo a echarme jabón para sacarlo. ¡Yo solo quería que no tocaran a mis hijos y se fueran de mi casa!
Me pidieron dinero les dije que no tenía, pero encontraron en mi monedero algo que del pago de mis colecciones de prendas. Y uno de ellos tomo un pequeño martillo de la mesa donde teníamos los adornos y me dijo: ¡desgraciada, no tenías plata! Mientras trato de pegarme, pero el más alto de los tres, lo detuvo y le dijo: “vamos que no vinimos a matar a nadie”, me abrace a mis hijos, con la esperanza que se fueran rápido.
No sé cuánto tiempo estuvieron allí, pero con mis maletas recogieron lo que pudieron llevarse, y decían entre ellos que debían salir, porque ya era la hora que mi esposo regresaría y mi niña vendría de la escuela, nos encerraron en la casa y se fueron, pero yo tenía otra llave la busque, y salí a casa de una vecina, llame a mi esposo y a la policía.
Solo doy gracias a Dios que fue quien me dio la fortaleza, para estar tranquila mientras estuvieron allí y porque nos protegió que estamos bien. Solo cuando llego mi esposo fue que me desplome y caí sumida en llanto con mis hijos. De las cosas materiales que se llevaron solo me duele mi anillo de boda, por el valor sentimental. Pero, mis hijos están bien, que son lo más importante para mí.

Todavía no sabemos, porque sabían detalles de nosotros y lo que iban a buscar, por eso les digo a mis hijos que no le den información a las personas, y no me gustan las visitas, ¡precaución amigos que a veces dejamos entrar el enemigo a casa!.

La vigor de una madre y su instinto de protección a los hijos vienen del corazón, pero es la fortaleza viene de Dios.