Una tarde de mayo, sentada con mi esposo en mi sitio favorito, frente a la Bahía de San Antonio, me sorprendo, cuando al caer el atardecer y el sol se va ocultando, veo nubes espesas que se van acercando, pero de una forma extraña como nieblas que van cubriendo todo a su paso.

Las personas del parador comenzaron a pasar por las mesas solicitando que pagáramos la cuenta porque ya era hora de cerrar. Me sorprendí, porque en ocasiones habíamos permanecido en el sitio hasta más tarde, viendo el hermoso paisaje antes de irnos a la posada cercana.

Y le pregunte a la dueña, que era lo que pasaba, y ella me respondió asustada:

¡Esta es la época mala, esa niebla que se divisa trae desolación, y las personas que toca se enferman y en poco tiempo fallecen!

Sonreí y le respondí: ¿pero eso no son solo creencias?

Y ella dijo: ¡por incrédulos es que nos ha pasado situaciones lamentables, así que es mejor prevenir!

La señora fue a buscar el cambio de la cuenta y miramos a una mujer sola en una mesa. Le dije: ¿señora usted no se va, o no cree en esos cuentos?

Y ella dijo con una voz fina y escalofriante ¡no me puedo ir, porque acabo de llegar junto con la niebla y debo buscar quien en esta ocasión me va acompañar!

Mi esposo y yo nos miramos y cuando volteamos la señora no estaba. Al regresar la dueña le preguntamos ¿qué paso con la señora que en esa mesa estaba sentada?

Y ella respondió ¡aquí solo quedan ustedes y yo! porque los demás ya se han marchado.

Salimos del lugar y hasta el sol de hoy nunca más hemos regresado.

A veces los sitios más hermosos guardan secretos jamás contados.

Espero les haya gustado mi relato

Invito a participar a @sacra97 @mllg LINK