Venezuela Concurso/ Semana 16/ Crea tu mito/El mito del río sangre/@evagavilan

Cuando le pregunté al chico distraído del hotel no me supo explicar el motivo, cosa normal en los jóvenes de todas partes. Solo les interesa lo suyo. La gente de mi edad va un paso hacia adelante dos hacia atrás, quizás por eso somos un poco brujas. Cuando se conjugan la experiencia y el tiempo, surge la sabiduría.

Pero esa no es la historia.

Me acerqué a una casa del camino y le pregunté a un hombre anciano que estaba sentado cerca de la puerta.

Me pidió que me sentara a su lado comenzó con la fascinante historia.

Hacia mucho tiempo ya, había sucedido en aquel lugar un evento que le cambió la vida a sus habitantes.

El cuento tenia que ver con un amor prohibido entre un chico maravilloso y una chica soñadora. Se amaron desde siempre y no podían concebir la vida uno sin el otro aun a sabiendas de que no debía ser.

Una tarde, sentados en la yerba del parque sentían que su pasión era más fuerte que nada y decidieron hacer un pacto eterno.

Él le ofreció a ella una rosa roja y al tomarla una de las espinas la lastimó. El bebió de su sangre y acto seguido se pinchó para que ella bebiese de la de él.

Ese gesto tan intimo selló su historia y nadie sabe cómo, pero poco después desaparecieron.

El día que ellos se miraron a los ojos nació su leyenda.

Sellaron su pacto compartiendo su sangre y tomando del vino profundo del origen.
El rojo de la pasión se desbordó tiñendo el río.

Sus ansias desde entonces recorren el cauce una y otra vez junto a la melodía que entonan las piedras dejándose llevar por la corriente, porque eso nunca muere.

Los habitantes del lugar no comprenden lo que ocurrió pero cuentan que la sangre de ambos llegó al río.

Desde entonces para protegerse de la maldición del río rojo, debían tener siempre a la vista rosas del mismo color.

El pueblo se convirtió es un jardín aromático y hermoso, mientras los amantes vivieron felices a poca distancia de allí protegidos por su pacto de sangre.

Imagen de Ri Butov en Pixabay

Los recuerdo sonrientes sentados con su copa de vino mirando al río, contándome cuando yo era niña en voz baja aquel cuento que me fascinaba escuchar de mis abuelos.

El cuento del río rojo y la maldición de la rosa

En ese tiempo el río se tornó rojizo y desde entonces todas las flores tomaron el color de su sangre. Los habitantes del lugar en señal de respeto al inmenso cauce de agua que los circundaba mantuvieron la tradición de tener solo flores rojas.

Era una hermosa historia pero yo quería saber más. Le pregunté si él los llegó a conocer y me explicó que no, aunque la gente mayor del pueblo aún murmura y cuando alguien no coloca las rosas en sus portales.

Temen que el río en su agonía vuelva a llorar sangre.

A veces pasa, hay misterios que nunca se llegan a descubrir.

---

Agradezco sus comentarios

Gracias @solperez, me encantó tu propuesta