PARTE DOS: LISTA DE TRANSFORMACIÓN INTERNA

Esta es la parte más difícil.

@audiarmig nos pidió una lista de por lo menos cinco palabras que describan nuestros cambios internos acompañada de una pequeña reflexión.

Aquí está mi “Lista de transformación personal”:

1. Paciente
2. Tolerante
3. Atenta
4. Bondadosa
5. Exigente

La paciencia es una cualidad que aprendí a cultivar con el nacimiento de mi primera hija. Antes de eso, si tenía que esperar por alguien, no le daba mucho de mi tiempo. Si no llegaba, simplemente no la esperaba.
Hacer una cola en el banco, esperar una consulta médica, entre muchas otras tortuosas esperas no iban conmigo ni de broma.

La llegada de mi bebé me enseñó a ser paciente. Tenía que esperar que comiera a su ritmo, que durmiera según sus horas, que jugara aún cuando yo deseaba dormir… en fin, con ella aprendí que esperar por los demás me ayudaba a llevar mejor la vida.

La tolerancia es una virtud de santos. Yo no soy 100% tolerante pero sí más que hace unos años. Como muestra de mi intolerancia les confieso que rechazaba a la gente por sus gustos musicales (entre otras razones) así que si alguien quería salir conmigo y sus preferencias musicales eran el vallenato o el regaetón, ya no le respondía ni un mensaje. Fin de la amistad.

Aún rechazo esa música, pero si alguien de mi entorno disfruta escuchándola, no le hago malos gestos ni la critico en su presencia.

Hoy puedo decir que soy una persona atenta pues antes, hace muchos años, solía ser distraída. Dejaba en el pupitre mis libros, mi bolso; si hacía un mandado, dejaba el vuelto en la bodega; no retenía caras ni nombres de las personas que me presentaban, y un larguísimo etcétera.

Yo me excusaba diciendo que tengo mala memoria, pero eso no confortaba a nadie; menos a mi mamá a quien le dejé botados muchos utensilios en la escuela aparte del dinero de las compras.

Me dispuse a mejorar en ese sentido y llegué a memorizar los nombres de todos los estudiantes que atendía cada semestre en una época en que mis cursos eran de más de treinta participantes. Era un ejercicio que hacía poniendo en ello toda mi atención y hoy me siento orgullosa de eso pues aún puedo saludar a mis exalumnos llamándoles por sus nombres.

Me describiría como una persona bondadosa. Y no es que antes fuera egoísta, sino que hoy, por la situación del país, siento que hay mucha gente que necesita ayuda de quienes de alguna manera podemos producir un poco más.

Entonces siempre estoy buscando a quien donarle las prendas que a mis hijas y sobrinos ya no les quedan bien o ya no les gustan.

Por último debo decir que soy muy exigente. No sé si eso es una virtud o un defecto, pero creo que todo tiene un nivel mínimo de tolerancia y, en la academia hay compr