El tema sugerido por @genomil y que hoy nos ocupa es de vital importancia para todos, porque más allá del color, la raza, género, religión o condición, tanto las víctimas como los victimarios son seres humanos. La discriminación es cruel e insensata, pero se hace aún peor porque es ejecutada por seres humanos, por aquellos quienes usan el cerebro para razonar y están en capacidad de diferenciar entre lo bueno y lo malo; lo salvaje y lo racional contra otros que según los primeros no se encuentran dentro de los parámetros de aceptación. Es decir, por no pertenecer.

Por ser madre de niños con autismo, a pesar de no haber sido víctima directa de discriminación haciendo referencia a mis hijos, he tenido conocimiento de muchas mamás con niños en la misma condición que han tenido que cambiar a sus hijos de colegio "n" veces por esta razón y lo peor es que esta discriminación, en la mayoría de los casos, viene por parte de la persona quien debería actuar como conciliadora, la docente.

He tenido la mala fortuna de escuchar de algunas de mis colegas, al referirse a algún niño con discapacidad, hacerlo con palabras despectivas como "el loquito", o "el bobo"; también me ha tocado escuchar frases como "Yo no sé quién inventó que ese niño podía estar en una escuela (normal)". Estas personas son las que, ostentando un título docente, pretenden educar a nuestros niños. Esta es mi preocupación y el punto desde el cual quisiera enfocar mi participación.

Como ya sugerí en el párrafo anterior soy Maestra y, aunque ya retirada por motivos personales, aún siento como si lo fuera. Dediqué más de veinte años ejerciendo esa hermosa profesión y en ese tiempo pude aprender, observar y sentir a estos niños quienes en su momento fungieron como hijos para mi. En varios de esos años me dieron la responsabilidad de enseñar a niños con cierta discapacidad (tda, tdah y autismo severo) quienes habían sido integrados a la educación regular por recomendación del psiquiatra infantil. La situación no fue para nada fácil y en ocasiones se ponía muy fuerte pero siempre lograba sacarlos adelante, con la ayuda y el compromiso de sus padres. Infortunadamente en muchos de esos casos al alcanzar el grado próximo superior, estos niños quedaban con docentes con títulos y currículos vistosos que destrozaban todo lo que, con esfuerzo y paciencia, se había podido hacer con ellos porque según su criterio "ELLOS no pertenecían allí" y hacían lo posible porque los directivos y representantes se dieran cuenta de su disgusto.

En una oportunidad tuve unas palabras muy fuertes con una de mis "Colegas de gran currículo" porque me reclamó el hecho de haber "pasado" al niño que era deficiente, según su apreciación. Yo le dije que el niño necesitaba ser evaluado sobre lo que había aprendido y que si lo sabía, si lograba sus objetivos, por sencillos que estos fueran, serían parte de su récord personal, que no lo evaluara como a los niños regulares. Lo que ella me respondió, me dijo mucho más de lo que expresó con palabras y supe que no podía discutir más con ella. Sus palabras fueron y cito "Yo no me voy a dar mala vida haciendo dos evaluaciones distintas, a mi no pagan por eso y tampoco me lo van a agradecer". En esas palabras percibí toda la amargura y el desprecio que sentía por la situación que creía le estaban imponiendo y que este niño con su condición representaba. Ese fue, a mi pesar un año de angustia para la madre al ver la indisposición de la docente hacia su hijo y de improductividad para el niño que recibió poca o nada de ayuda por la docente.

La discriminación hacia las personas con discapacidad se ha dado por falta de conocimiento de la sociedad sobre esta condición, esto suele impedir que puedan gozar de sus derechos de trabajo, educación y comunicaciones accesibles, en pocas palabras, a tener una vida plena. Es preocupante que quienes deberían enarbolar la bandera de la Empatía y la solidaridad sean, en muchos casos quienes la pisoteen. Es triste que, a estas alturas; en estos tiempos de adelanto tecnológico y de grandes descubrimientos aún estemos en la búsqueda de "Humanidad, dentro del Humano". Me pregunto entonces ¿A dónde a ido el bien?