Comenzamos un nuevo año, con nuevos retos, nuevas esperanzas e infortunadamente con nuevas preocupaciones. Digo nuevas preocupaciones porque aunque el ocuparnos de la salud mental forma parte del ocuparnos de nuestro bienestar, las razones del alerta tienen algo de novedoso.

Infortunadamente, el ser humano y junto a él su salud física y mental vienen sufriendo una caída en picada, cuyo desenlace es de pronóstico reservado. Desde el año 2019 hemos sido obligados a un auto aislamiento, basado en una pandemia creada en laboratorios por gente inescrupulosa con oscuras intenciones, obligados a salir hasta para la esquina con tapabocas. No siendo esto suficiente, de la nada, crean la supuesta vacuna y el resultado es la multiplicación de las muertes. Cuando por fin podemos sentirnos libres resulta que comienzan los run runes acerca de otra pandemia y haciéndole juego a la noticia, nos enteramos por la televisión, las noticias, twitter, y cuanto medio de comunicación existe de que se conoce con nombre y apellidos a los responsables de todo este caos, pero que por ser los dueños del mundo, no hay ley que prevalezca contra ellos y sus acciones delirantes.

Al parecer, "salimos" de la pandemia, pero las secuela aún están haciendo de las suyas entre nosotros, sobre todo a nivel psicológico. Los trastornos mentales como ansiedad y depresión y síntomas como el insomnio al parecer vinieron para quedarse, principalmente en aquellos quienes vivieron de cerca esta enfermedad, además de los muchos afectados por el aislamiento.

Es para volver loco a cualquiera el solo hecho de pensar en los nuevos géneros que aparecieron después del confinamiento prolongado. Me hace pensar en que, muchos, con la mente ociosa y sin tener nada que hacer por tanto tiempo, se pusieron creativos a inventar cosas fuera de toda lógica, como haciéndose una realidad alterna que los sacara de aquella en la que el mundo se encontraba.

Quienes aún quedan cuerdos, gracias a Dios somos muchos; necesitamos hacer ejercicios de higiene mental y ocuparnos seriamente de nuestra mente. Este cuidado que va más allá de las cuatro paredes de la oficina de un psiquiatra o psicólogo, aunque de ser necesario, se hace obligatorio porque de nuestro óptimo estado mental depende la tranquilidad de nosotros y de los nuestros. Son ejercicios que se ubican en el espacio y tiempo real, y que además dan buenos resultados cuando los hacemos parte de nuestra cotidianidad. Hagamos un espacio para salidas recreativas, robémosle un tiempito a tiktok y vayamos al cine a ver una película, solos o con compañía; tomémonos un rato para leer ese libro que por "falta de tiempo", no hemos terminado. Comuniquémonos con el amigo cercano con quien pasamos momentos amenos y a quien tenemos tiempo sin ver e invitémosle un café, una de las mejores y más gratas terapias.