En casa desde inicio de noviembre comenzamos a prepararnos para Navidad. No es solo una preparación material en la que tratamos en la medida de lo posible comprar lo sabemos vamos a necesitar para compartir, sino también una preparación desde la parte espiritual. Cambiamos el tema de los cuentos antes de dormir y tomamos historias de la biblia que hablen de Jesús, sus padres, lo que atravesaron antes durante y después del nacimiento. A los gemelos les encanta la Navidad. Siempre piden que les coloque las canciones tradicionales de navidad venezolanas (aguinaldos, parrandas, ...) como las extrajeras.

Ya, llegado el día desde muy temprano, limpiamos, terminamos los detalles de la comida y acomodamos los regalos en el árbol (acostumbramos a hacer un intercambio familiar). Llegada la hora de la cena (no tenemos una en específica, varía entre las 8 y las 10 de la noche, dependiendo de si estamos todos los que somos) nos sentamos y oramos. Damos gracias a Dios por TODO y procedemos a COMER!! Cuando ya hemos finalizado compartimos hasta al momento de hacer el intercambio y la llegada de los regalos por parte del Niño Jesús. Mis hijos (tanto los grandes como los más pequeños) saben que es una tradición, siempre le hemos dicho, desde muy temprana edad, que si bien el Niño Jesús no viene y deja el regalo en el árbol, él provee de fuerza y salud a cada padre para que pueda trabajar y así poder tener los regalitos de sus hijos en Navidad.

Cómo anteriormente expresé en casa guardamos la tradición, pero a sabiendas de que lo es, es decir, le damos el lugar que le corresponde. Yo les he dicho a mis hijos que, como parte de nuestra cultura, tradicionalmente, celebramos el cumpleaños del niño Jesús para esta fecha y además, aprovechamos para agradecerle lo que a bien nos haya provisto en el año que está por finalizar. Siento que es una linda manera de sembrar en sus corazones el amor a Dios, a través de Jesús.