Dichosos aquellos que se mueren en paz y contentos de haber cumplido, porque “setenta son los años del hombre”. Sin embargo, 70 años no es suficiente, porque quizás es bueno vivir unas tres décadas más, siempre y cuando haya una salud aceptable y una actitud positiva ante el mundo que nos rodea.

La vida misma, la de todos (jóvenes, adultos y viejos), puede ser un perenne martirio que nos acompañe hasta el final. El asunto es cómo hacer para que las circunstancias no nos arruinen la existencia. En verdad, sacarle provecho a la vida no es para nada un asunto de que “hay que tener dinero”, porque muchas veces conocemos personas humildes que viven muy bien tanto física como emocionalmente, y el día que les toca estirar la pata es probable que estén cerca de los cien años.

Entonces uno se pregunta ¿por qué fulano siempre vivió tan feliz y por tan largo tiempo? Las razones pueden ser varias, pero las que en mi caso he notado son simples: 1. Son personas con una salud estable; es decir, tienen achaques, pero los mismos no les detiene. 2. Son personas alegres y con don de gentes; les gusta conversar con los demás, sean conocidos o no. 3. Son hacedores; o sea, no son felices si no están haciendo cosas; trabajan casi de por vida. Y 4. Les gusta salir a la calle o al aire libre; no son adeptos al encierro.

En fin, concluyo que para que la vida no sea un mero viacrucis debemos fijarnos en el ejemplo de aquellos ancianos que relativamente son o han sido felices. Veamos la vejez como un triunfo, no como un castigo, porque, aunque con dolores en los huesos u otros problemas, sobrepasar los 70 años es cosa de triunfadores. Respeto total a los adultos mayores. A ellos les debemos nuestra breve estadía en el planeta.

El dibujo es de mi autoría. Foto tomada con un Huawei Honor 7S.