Tu opinión importa / Semana #14 / El divorcio

No sé de qué maneras los científicos sociales clasifican el divorcio. Sin embargo, me atrevo a hacer una clasificación sencilla. Existen dos tipos de divorcios: el absoluto y el relativo.

El divorcio absoluto es aquel que ocurre cuando ambos miembros del matrimonio cogen cada quien por su lado en direcciones diametralmente opuestas. Es decir, desde ahí en adelante se convierten el uno para el otro en personas que se van a comportar como desconocidos o, en ciertos casos, como enemigos acérrimos. Esto puede ocurrir independientemente de si existe o no una separación legal. También puede ocurrir que ambos sean desde allí en adelante amigos o medio-amigos (tras todo el rencor que aún puede conservarse).

Pero creo que se puede hablar de divorcios relativos, que ocurren cuando los miembros, uno o ambos suelen mantenerse distantes a causa de sus actividades, bien sea el trabajo, las distracciones, los deportes, etc. Debido a esto sucede que la pareja cuenta con muy poco tiempo para compartir, lo que vuelve algo pesada y aburrida la relación y se cae en el riesgo del divorcio absoluto.

El origen de los divorcios es sumamente complejo. El fenómeno va bien ligado a la forma de ser del individuo, en su genética, y principalmente en cómo lo formaron en el hogar. Seguramente al niño mimado, al niño altanero, al príncipe o princesa de la casa, a esos nunca les va a ir bien en el matrimonio. Porque el matrimonio es una empresa seria a la que hay que saber manejar. Y si careces de paciencia, de tolerancia, de solidaridad hacia los demás, el matrimonio se te puede convertir en una montaña difícil de escalar.

Para evitar las consecuencias tristes, lamentables e irreversibles, creo que lo más conveniente es buscar ayuda o, si no nos gustan los asesores, al menos debemos investigar por cuenta propia.