La vida del inmigrante venezolano dependerá de la situación en que este se encuentre. El tema es un tanto complejo, pero sin embargo voy a intentar hacer una clasificación a grosso modo. Veamos:

EL VIAJERO: Si se trata de alguien económicamente holgado, me imagino que simplemente arrancará hacia el exterior desde el aeropuerto de Maiquetía, con visa y todo, y seguramente tendrá donde llegar. Pero lo que más predomina es el inmigrante con nulos o escasos recursos económicos, los que viajan un tanto devastados y llenos de incertidumbre, en especial los que van a la buena de Dios cargando con sus familiares a cuestas.

Muchas veces estos viajeros, cuando quedan sin un centavo en el bolsillo, se dedican a pedir limosna o se arriman, en caso de que existan, a los centros de ayuda a los refugiados. Los que deciden viajar a mayores distancias, a países con buenas condiciones económicas, se aventuran muchas veces a caminar largamente a través de carreteras, trochas y selvas, exponiendo sus vidas a serios peligros.

DESEMPLEADOS: Estos son los que tienen problemas para trabajar porque en sus oficios no hay ofertas de trabajo. Puede tratarse incluso de profesionales de alto nivel. Muchas veces no les dan trabajo por la mala fama que generan los migrantes de conductas irregulares. Las personas honestas y sensibles de este grupo, sufrirán más intensamente todas sus penurias.

VAGOS Y MALEANTES: Hay en el mundo mucha gente que no le gusta trabajar. En la diáspora venezolana hay de todo y de estos sujetos también. El famoso Tren de Aragua, red de delincuentes organizados, tiene sus tentáculos desde Venezuela hasta La Patagonia. Estos tipos son los que le han dado mala fama a nuestro gentilicio.

RICOS DE CUNA O RICOS POR MAFIOSOS: Es bastante cierto que existen muchos venezolanos radicados en el exterior cuyas riquezas fueron obtenidas por el trabajo limpio de sus padres o abuelos. Esos viven tranquilamente en el exterior y quizás lo único que extrañen de Venezuela sea el pabellón criollo y las hallacas. El estilo de vida de esta gente es bastante despreocupado y se sienten más de otras nacionalidades que venezolanos.

Sin embargo, en el extranjero también hay venezolanos cuyas riquezas dependen únicamente de la corrupción y de los negocios cochinos que tuvieron en su país o que todavía siguen teniendo.

DISCAPACITADOS: Son todos aquellos migrantes con severas limitaciones físicas o mentales para poder trabajar. Dentro de estos están los ancianos. Estas personas sufren una doble desmoralización, siempre se sentirán como una carga y en el extranjero la autoestima les llegará a cero.

CON CHAMBAS ESTABLES: Son aquellos venezolanos a los que afortunadamente no les falta el trabajo, bien sea en oficios humildes como, por ejemplo, obreros, agricultores, aseadores, caleteros, etc. o en empleos de profesiones mejor remuneradas, como médicos, ingenieros, etc. Pueden tener de todo y mientras estén así, con la barriga llena, estarán contentos.

CON CHAMBAS INESTABLES: Hay países que no tienen buenas condiciones económicas y los empleadores se remiten solamente a contratar por tiempos cortos a los trabajadores. Esto pone en aprietos a los extranjeros, quienes por supuesto son los más discriminados. Esta situación es lo que lleva a muchos paisanos a estar saltando como el saltamontes de un país a otro.

SUBEMPLEADOS: Son los venezolanos que más abundan en las calles de América Latina, fuera de su país. Son los vendedores de caramelos, frutas, arepas, empanadas, chupichupi y agua mineral en los semáforos. Son los grandes sobrevivientes de la diáspora, porque prefieren hacer algo antes que hacer nada.