Tu opinión importa / La pedofilia: Un mundo plagado

El asunto de la pedofilia es de naturaleza bastante compleja, pero me atrevo a asegurar que, sin ser psicólogo ni mucho menos, en el mundo nace mucha gente con tendencias mentales irregulares; es decir que, de la misma manera en que nacen personas con inclinaciones homosexuales, hay otras que nacen con conductas extremas y radicalmente penadas por la ley.

Sin embargo, a mi parecer, por más inclinaciones genéticas que tenga un sujeto, una de las maneras con la que se puede combatir ese tipo de males es mediante la educación y, sobre todo, la educación dentro del hogar. Ahora bien, si se trata de una familia disfuncional, donde los niños crecen observando permanentemente los malos ejemplos de los adultos, es muy probable que de allí salga un depravado. La cosa se complica cuando el victimario es proclive al consumo de alcohol y de estupefacientes.

Sin embargo nos deja perplejos el caso de los miles de sacerdotes católicos que en los años recientes fueron denunciados por abusadores sexuales y pedófilos. Pero tal vez eso se deba quizás a una razón biológica, porque los curas también son hombres y son objeto de la acción implacable de las hormonas. En fin, el celibato es una especie de camisa de fuerza que puede desencadenar conductas bochornosas.

Existen también los casos en que algunas mujeres aparecen como abusadoras de menores, y se han reportado casos de adolescentes (hembras o varones) abusados inclusive por sus maestras de escuela.

En cuanto a la edad ideal para iniciar una vida sexualmente saludable, los especialistas coinciden en que las mujeres deberían ser personas físicamente bien formadas y no unas niñas de 12 a 16 años. Lo más común en nuestras madres y abuelas fue justamente eso: Se convirtieron en esposas y madres de familia siendo todavía unas adolescentes. Hoy en día, las chicas, gracias a la modernidad, se inician igualmente temprano en el sexo y, las más precavidas, aprenden a utilizar métodos anticonceptivos. Pero este no es el deber ser. Y queda de parte de los padres, si es que están allí, de cuidar y andar pendientes de sus hijas menores de edad.

De todas maneras, los que ya tenemos muchos años en la espalda no vemos con buenos ojos que las niñas anden al garete por la vida, y tampoco vemos con mucha simpatía a aquellos adultos dedicados a aprovecharse de la inocencia de los niños y adolescentes.

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El dibujo es de mi autoría. Foto tomada con un Huawei Honor.