Arte y Escritura / Semana 28 / En mi cueva usted se va a sentir como en su casa / Por: @enrisanti

Los dos jóvenes se encontraron en el camino y ella le preguntó a él:

• ¿Por qué te vistes así con un bojote de cueros de chivo encima? Como si fueras una silla de porche.
• Es que soy muy pobre. Ando caminando de pueblo en pueblo viviendo de la caridad.
• ¿Y qué haces con ese cacho en la mano?
• Bueno, le nació a un amigo en la frente. Se lo ayudé a cortar con un serrucho. Él me dijo que tenía ya un año lejos de su esposa -hubo una pausa y el le preguntó-: ¿Y usted por qué anda descalza?, sabiendo cómo hay bachacos y vidrios que dejan los borrachos en el camino.
• Cachicamo diciéndole a morrocoy conchudo -se rió la chica-. Bueno, acabé de botar los zapatos que tenía. Estaban todos rotos. Eran unas baratijas chinas marca Manacho. Eso me lo llevo por comprarle a buhoneros.
  En eso se escuchó un trueno ensordecedor y brilló el resplandor de una centella. Del susto, la chica se abalanzó hacia el muchacho, abrazándole fuertemente.
• ¡Dios mío! ¿Qué fue eso? –gritó ella.
  El joven volteaba los ojos y hacía muecas de placer mientras aquella criatura desconocida se le colgaba en el pescuezo.
• Corramos –propuso él-. Lo que viene es un palo de agua. Ya se sienten las primeras gotas de lluvia. Vea cómo ha caído un rayo en medio del patio de doña Chepa. Hay plumas volando por doquiera. Parece que la vieja se quedó sin gallinas.
• ¿Y hacia dónde iremos?
• Vayamos a la cueva donde vivo. Está cerquita. Vamos.
  Se fueron casi en carrera y tomados de la mano.
• Hay que evitar las mojadas con las lluvias, pues dicen que el covid-69 le puede pegar a uno con más facilidad.
• Sí –agregó la chica-. Hay que protegerse. Menos mal que esta mañana decidí ponerme más ropa de lo normal.
• Tranquila, amiga. Si usted se moja yo le puedo prestar mi traje de chivo de repuesto. Allá en la cueva lo tengo. Y no huele mal, a pesar de que lo lavé hace como tres meses.
• Gracias. Eres muy amable.
• Allá no tendré Netflix ni internet satelital, pero le aseguro que usted podrá sentirse como en su casa.
  Volvió a caer un rayo y los dos por poco se caen. Se alejaron entre los matorrales y la tempestad llegó a su extremo: viento, agua, relámpagos, truenos y centellas. Era como si por alguna razón la naturaleza estuviera celebrando.

Invitando a: @tocho2, @nancybriti, @inspiracion, @aplausos