Arte y escritura / A Pancracio le rasparon los zapatos y la comida
Imagen tomada de @solperez
Pancracio salió a hacer las compras en el mercado y de regreso a casa por poco se cae en el piso de la calle, justo cuando uno de sus amigos pasaba por su lado.
-Hola, Pancra. ¿Qué pasó? Casi que sales de cabeza con las provisiones encima.
-Hola, Luis. Bueno, pana, lo que pasa es que la pobreza y las circunstancias le tienen a uno la vida de a cuadritos.
-Déjame ayudarte a recoger las verduras –le dijo Luis mientras se agachaba a recoger el recao de olla que se había esparcido sobre la acera y el asfalto.
-Gracias, amigo –dijo Pancracio mientras se revisaba uno de los zapatos.
-Parece que el tacón se te despegó –observó Luis.
-Esta es una historia algo compleja. Resulta que a mí ayer me robó los zapatos un malandro que andaba armado con una ametralladora. Se enamoró de mis zapatos a pesar de que eran marca Manacho.
-Es que el hampa está con el moño suelto y el Chapulín Colorado brilla por su ausencia.
-Bueno, y hoy me ha tocado a mí hacer las compras porque a Sol María se le dobló un tobillo gracias a que uno de sus zapatos se le despegó un tacón.
-Es que la Venezuela de antes, en la que comprábamos zapatos buenos y duraderos, quedó bastante atrás.
-Lo otro es que estos son los mismos zapatos de Sol. Lo que pasó fue que yo le pegué un tacón con pega loca, pero no me imaginé que el otro tacón estaba también a puntico de pegar el tiro.
En ese momento llega un sujeto con un arma de fuego y les dice amenazante:
-¡Quieto los dos! Cualquier movimiento en falso y los vuelvo como un colador.
-¡¿Usted otra vez?! –Exclamó Pancracio-. Si ayer me raspó los zapatos.
-Ajá. ¿Y usted qué quiere? ¿Qué yo no trabaje? –replicó el malandro.
-Bueno, si es así debería probar suerte con otra gente –le recomendó Luis al ladrón.
-Usted se calla y vaya vaciando su cartera.
-No tengo nada en la cartera. Vea –le mostró Luis al sujeto.
-Yo tampoco -agregó Pancracio-. A mí me acaban de desplumar los buhoneros del mercado. Esos también son buenos robando.
-Y por cierto que los zapatos que ayer le quité a usted ayer mismo largaron la suela.
-Lamentablemente usted se los llevó sin la garantía –le respondió Pancra.
-Bastante bueno tu chiste. Pero me voy a desquitar llevándome el pollo y todos los huevos. ¡Dame acá esa vaina!
El ratero echó las cosas en su bolso y se alejó corriendo.
-Es lo que yo digo siempre –comentó Luis-. En Venezuela la que gobierna es el hampa.
-Qué mala leche tengo yo –concluyó Pancracio-. Voy a tener que bañarme con cariaquito morado. Y ahora me va a tocar comer puras verduras, como las vacas.
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Ay, me da mucho dolor con Pancracio. En realidad, cuando "la pava se echa en la casa de uno" cuesta para que salga. El hombre perdió sus zapatos de "Manacho", que seguramente compró donde yo compré los míos y, para colmo, le robaron el mercadito que había hecho con el "Bono de guerra económica". Es tanta su tragedia que provoca cantarle: "Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena", jajaja.
Como siempre, me encantó tu publicación. Un abrazo, mi buen amigo.
Jejejejeje Gracias por el apoyo, amiga. Saludos por casa.
Muy bueno el cuento, pero dan ganas de llorar, el pobre no gana una. Saludos amigo.
Jejejejeje Gracias por leerme @silher. En verdad a veces no sabemos si reír o llorar por tantas injusticias. Saludos.