Ya habían pasado varios meses desde que se había marchado Rafael (el caballero medieval) a combatir en esa batalla y Rebeca junto a sus hijos le pedían a Dios que lo protegiera y no le fuera a pasar nada malo y lograra salir airosos de esa batalla, ya que era su última batalla debido a que ya estaba muy viejo y le correspondía retirarse y asi dedicarse a su amada familia.

En la casa de Rebeca y de los niños se les había terminado la leña, la cual era utilizada hacer la comida, entonces Rebeca les dijo a Jesús y a Ana que fueran a buscar leña, porque ella tenía que ir a pescar para poder comer.

Jesús y Ana salieron a buscar la leña que necesitaban y cruzaron un río, pues no estaba muy hondo, pero después de haber recogido la leña llegaron hasta la orilla del río nuevamente, pero no podían cruzarlo, porque había llovido y el río habia crecido peligrosamente, entonces debían esperar a la orilla de ese río. Ellos tenían hambre, pero debía seguir allí, hasta que en la distancia pudieron ver a un jinete con armadura que acercaba y cuando lograron ver de quien se trataba, se dieron cuenta de que era su papa Rafael y gritaron llenos de alegria:

- ¡Papá, papá…bendición!

El caballero Rafael se alegró de verlos y luego de darles un abrazo, un beso y de darles la bendición, los montó en su caballo y lograron cruzar el río montados en el caballo. Después de haber cruzado el río Ana no salía de su asombro y no lo podía creer que ya su papá Rafael estaba nuevamente con ellos y lo miraba asombrada y Rafael esbozaba una sonrisa de satisfacción.Mientras que Jesús asustado se sujetaba fuertemente de la cintura de su papá, llevando en la espalda la leña que necesitaba su mamá

Al llegar a su casa los estaba esperando muy desesperada su mamá Rebeca, quien se alegró mucho al ver a los tres junto, pues ya el caballero Rafael no se iría mas y estarían juntos los cuatro por siempre.