4to. Concurso Literario Foto-Relato / La dulce espera

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Ella se sentaba todas las tardes a escribir sus memorias, algunas idealizadas por el paso de tiempo, que nos hace creer que todo lo pasado era mejor.

Respirar ese aire puro y limpio, con aroma eucalipal de las plantas vecinas, traían a su mente amigos y amores, momentos y olvidos.

En la espera de su venida, agradecía a los genios modernos por la tecnología, que les permitía sentirlos, tal vez no como aquellos días en su vientre o en su pecho, pero sí con gran amor, sin importar tanto la melancolía. El haberlos tenido, abrazarlos y cuidarlos le daba una gran esperanza que no sucumbía a hipótesis y comentarios, ella sabe de lo que está hecha y de lo que ayudó a ser de ellos. El amor lo traspasa todo, así como desde el balcón donde se vislumbra una hermosura sin final, un renacer diario.

Los quejidos de gente desesperanzada no hacen mella en su dulce espera, ni gestos ni comentarios, la vida se vive a cada momento y éste es para ella el momento de escribir, recordar y bendecir. Poder ver y sentir desde su estancia un paisaje lleno de maravillas, que no se rinde ante las adversidades propias de la naturaleza, le da fuerzas y alegría para seguir siendo y haciendo, recreando y viviendo.

Ella siguió haciendo lo que le gustaba: leer, escribir y recrearse, como un goce por ver su obra casi completada, una maravillosa vida creada con aciertos y equivocaciones que le permiten decir: Te espero dulcemente, en mi balcón, recuerda que he vivido como quise hacerlo y deseo lo mismo para ti: porque te amo.