El manguito que tenía miedo de madurar
El manguito que tenía miedo de madurar
Había una vez una mata de mango que estaba en un huerto, era el árbol más hermoso y frondoso de todos. Producía los mangos más deliciosos, grandes, amarillos y dulces de aquel lugar. Todas las mañanas al despertar, cantaba y reía, para animar a sus manguitos a crecer. Les decía mangos, manguitos es hora de crecer, aprovechen el alimento que les doy. Yo sé que ustedes pueden hacerlo, pueden convertirse en la fruta más deseada de los humanos, vamos, vamos, sé que lo pueden lograr. Todos los días les repetía lo mismo. Un día el árbol notó que había un pequeño mango que lloraba, y decía no, no yo no quiero madurar.
Cuando el árbol escuchó eso le preguntó, ¿qué te pasa manguito? ¿por qué estás tan triste y dices que no quieres madurar?
El manguito respiró profundo y le dijo, no, no, no quiero madurar porque cuando madure si el recolector no llega a tiempo me voy a caer y allí en el piso nadie me verá y todo habrá terminado para mí.
El árbol con una sonrisa muy tierna y una voz dulce le dice: no te preocupes por el mañana, solo crece. Sé que cuando venga el recolector y agarre la varilla por mango te va escoger porque te verá tan hermoso que no podrá resistir la tentación y podrás cumplir tu sueño de estar en la mesa de alguien que ame el mango y disfrute al comerte. Pero, si no es así tan poco debes preocuparte porque aunque estés en el piso y pienses que nadie te ve y que te tape la tierra, es allí donde comienza la verdadera aventura. Vas a estar abajo un tiempo hasta que seas lo suficientemente grande para dar sombra a otros y cuando seas adulto producirás los mangos más hermosos y dulces que jamás alguien probó. No tengas miedo, aprovecha al máximo lo que tienes hoy y disfrútalo.
Pasados unos meses, aquel manguito que era pequeño se convirtió en un mango grande, amarillo y hermoso que cuando el recolector vino y lo vio se quedó cautivado por su belleza; no resistió la tentación y fue al primero que atrapó, usando una enorme varilla y tomándola fuertemente por el mango bajó aquella fruta.
Conclusión:
Es normal sentir miedo al futuro, pero a veces lo que tememos nos puede llevar a cosas mejores y otros niveles de bienestar en nuestras vidas.
Hola @dulce72. Que cuento tan hermoso y reflexivo. Ese árbol de mango era muy sabio. El miedo paraliza y no deja ver el entorno. Hay que superar los miedos!
Me encantaron tus fotos y sus leyendas: "manguito triste y mango feliz".
Gracias por participar de este concurso. Un gran abrazo desde tierras orientales venezolanas!