13mo Mini Concurso – Esta foto soy yo / @djoya

Agradecido con ustedes @venezolanos por este concurso que me ha llenado de buenos recuerdos y entusiasmo.

Máquinas

^{Algunas máquinas para reparar que recibo en mi negocio}

Me complace mucho arreglar las máquinas de coser en mi negocio cuando las traen. Siento que contribuyo a que puedan producir bienestar tanto para quien hace confecciones como para quien las compra.

El rostro de la gente es una confusión, pero luego de unos días les cambia dibujando una sonrisa contagiosa. Es como si llegaran a un consultorio médico donde uno diagnostica al paciente, o sea, a la máquina, y siempre consigue la solución para mejorar sus condiciones operativas, como el cuerpo humano. Entonces, toman mayor atención, en este caso, hacia el objeto después de ofrecerles indicaciones para su óptima manipulación, así como recomendaciones para su mantenimiento y uso adecuado porque llegan por falta de aceite, un mal enhebrado, un ruido en el motor, o por alguna pieza que sustituir.

Las maquinas me traen recuerdos particulares de niño, sobre todo las que hacen como música con el ritmo del pedal. Mi tía René, cosía de todo. Se ganaba la vida de esa manera con su Singer de color negra y su grabado de flores doradas. A veces me daba la impresión que se hablaban; giraba la rueda, pedaleaba y empujaba la tela para que empezara el repiqueteo de la aguja al dar puntadas rectas. De ahí, ambas se entendían muy bien sumergidas en un sueño dulce y callado.

Yo la veía sentado por un rato olvidándome de los demás. Al cabo de un rato, se detenían. Mi tía, sin despegar las manos de la tela me veía fijamente por encima de los lentes con sus ojos azules oceánicos, soltaba una sonrisa y me decía: ¿quieres probar?, yo negaba la oportunidad con un movimiento de cabeza a los lados, pues no estaba bien visto para mi época que un muchacho se interesaba por la costura, así que me iba hacia donde estaba mi tío Helmut, su esposo, un alemán que media como dos metros de estatura para ver como arreglaba algún detalle de su muy preciado Chevrolet del año 1957.

La mayoría de clientes que atiendo son señoras dedicadas a confeccionar, transformar o arreglar ropa u otra prenda. Son trabajadoras independientes. Siempre aprendo de ellas, y a veces me remiendan un pantalón como lo hacía mi tía René.

Me gusta lo que hago. Es como recibir los recuerdos: el olor de la tela nueva, los estrenos de navidad, un mantel o una cortina nueva hecha con sencillez artesanal. Bienvenidos los sueños que son tan grandes como un paseo por las nubes.

La foto es de mi autoría tomada con el teléfono Samsung A02