Venezuela Concurso/ Semana 25 | Mi "Vision Board"/@cruzamilcar63

Mi primer deseo es que en ningún lugar de Venezuela nunca más se vaya la luz y, mucho menos, en la noche. No es nada agradable quedarse de repente sin electricidad en un mundo donde este recurso se ha vuelto una indiscutible necesidad. Cuando esto sucede, pareciera que todo se paralizara porque casi ninguna tarea puede salir adelante. La gente, por lo general, se pone de mal humor, debido a que este percance altera sus planes, retrasa su ritmo de vida y solo queda el sentimiento de impotencia que ruega con todas sus ansias que el servicio sea restablecido muy pronto. Confío en que esto se arregle más temprano que tarde.

Aspiro también, por el bien de todos, ya que en esta era tecnológica no puede faltar, a que el internet en nuestro país supere de una vez la etapa prehistórica en que se quedó, con respecto a la evolución de la red, y nos premie con esa capacidad de funcionamiento con la que soñamos. Cuando vemos en la televisión los comerciales de las compañías que ofrecen este servicio en otras naciones, nos quedamos con la boca abierta, por la sana envidia, al enterarnos de la velocidad de navegación que ofrecen en sus planes, mientras que nosotros vivimos desesperados ante las continuas caídas de la red o ante su proverbial lentitud.

Este que referiré a continuación es uno de mis más grandes anhelos: Quiero que nuestras universidades se dediquen, como antes, a las actividades que representan su razón de ser: la docencia, la investigación, el deporte… a todos los quehaceres que contribuyan al desarrollo del conocimiento y, por ende, de nuestro territorio. Que los profesores solo se preocupen por prepararse cada día más para ejercer una labor de altísima calidad y que los alumnos vuelvan a sus aulas ansiosos de aprendizaje para obtener el título que los impulsará hacia la meta soñada.

Sueño, y tengo la certeza de que algún día así será, con que la hiperinflación se detenga y deje de ser una preocupación constante para el bolsillo de los venezolanos. Llegará el tiempo en que nos levantemos cada mañana con la completa seguridad de que los artículos que necesitamos los encontraremos al mismo precio en que lo compramos la última vez. Cuando esto suceda, pensaremos sin poder entenderlo, con olvidadiza curiosidad, que esas contrariedades solo fueron un mal sueño que nunca más queremos volver a soñar.

Espero, deseo con todas mis fuerzas, nunca más encontrar en un semáforo a ningún venezolano vendiendo cualquier producto o realizando cualquier actividad que le permita ganarse, a duras penas, la vida. Veremos a este país prosperar y cada individuo capacitado tendrá muchas oportunidades para conseguir un empleo o para consolidar sus emprendimientos. Así será.

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