Tu opinión Importa/Semana #21/Pobreza extrema

En Mucoelrío, el pueblo donde nací y transcurrió mi niñez y gran parte de la juventud, casi todos éramos pobres, pero no llegamos nunca a los niveles de pobreza extrema. Teníamos un techo, no pasábamos hambre y contábamos con los servicios básicos -aunque muchas veces presencié las urgencias y preocupaciones para pagar estos y otros rubros-; además nos inventábamos tantos juegos y distracciones para ser felices que nuestras carencias pasaban a un segundo plano.

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Imagen editada en PowerPoint/ F

Era un acontecimiento extraordinario, por ejemplo, que nos compraran un par de zapatos nuevo o alguna ropa para estrenar; para la escuela llevábamos uno o dos cuadernos y los textos que usábamos eran tan viejos que jamás les vimos las carátulas ni las primeras páginas. Todavía hoy me acuerdo y sonrío porque, cuando alcancé el quinto grado, mi madrina me regaló un cuaderno empastado que me hizo sentir en la gloria, lo miraba, lo acariciaba, lo mimaba y creo que hasta dormí abrazado con él.

Éramos pobres, pero nuestros padres nunca nos inculcaron ningún resentimiento hacia las personas que tenían una buena posición económica. Jamás nos dijeron que eran los culpables de nuestras vicisitudes materiales o que por sus apetencias desmedidas de riqueza estábamos nosotros en tan mala situación. Sus consejos, sus regaños y hasta sus castigos intentaban orientarnos hacia una existencia de provecho, que nos dedicáramos al estudio y luego al trabajo para que, en un futuro, no padeciésemos esas mismas necesidades.

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Inventando juegos para ser felices/ F.

Y acicateados por la indoblegable pasión de nuestros progenitores, salimos adelante. Casi todos esos muchachos que me acompañaron en aquellas correrías de mi pueblo se dedicaron al estudio hasta obtener una profesión y otros se centraron en el trabajo responsable que les facilitaron sus habilidades. Particularmente, pasé por todos los niveles de instrucción hasta egresar de la universidad a ejercer la docencia en la misma institución donde obtuve el título.

Cuando comencé laborar formalmente, en la última década del pasado siglo, me sentí realizado. Mi salario no me convertiría en millonario, pero cubría todas mis necesidades y alcanzaba para las diversiones en familia y otros antojos de ocasión. Durante ese período compré una casa, un automóvil y viajamos de vacaciones hacia diferentes puntos de nuestro país. Los gastos de enfermedades y otras contingencias estaban cubiertos por nuestro Instituto de Previsión Social.

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Los recuerdos de la pobreza aparecieros.../F.

Llegaron, sin embargo, estos últimos cambios político-sociales a nuestro país y experimenté el escalofrío de algo peor que un retroceso hacia aquellos años en mi pueblo. Hoy no podemos subsistir, mi esposa y yo, con estos sueldos de profesores universitarios; dependemos del auxilio de nuestros hijos y de todo cuanto hagamos al margen de las actividades pedagógicas. Hubo un momento en que nuestra quincena solo llegaba a cincuenta bolívares y hasta escuché decir a algunos colegas que ya no merecía la pena estar en este mundo.

Siempre agradezco que mi madre, sobre todo, me haya enseñado a mirar hacia adelante en lugar de sentarme a rumiar las dificultades, ya que, de no ser así, hubiese caído en una severa depresión ante la patética realidad de que para nada sirven tantos estudios, tantos grados académicos, en nuestro país; ante esta situación que supera en mucho a la que ya viví en mi infancia, no queda más opción sino continuar luchando hasta donde las fuerzas me lo permitan.

Ya no tengo un mundo por delante ni el tiempo ni la confianza de la temprana juventud como en aquellos años de pobreza en mi terruño, pero cuento con las ilusiones y el recuerdo de esos consejos que me señalan con insistencia que no puedo aceptar la pobreza extrema.




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Invito a las amigas: @fannyescobar y @mariami para que participen en esta convocatoria.

Sort:  

¡Hola! esos tiempo fueron buenos, poco logré disfrutarlos, porque enseguida el cambio nos llegue, comprar una casa un auto es bastante complicado, muchos nos llenamos de tristeza en ocasiones, pero no nos podemos quedar allí, comprender que con llorar y compadecer no lograremos nada, esta es nuestra vida y debemos hacer lo que a nuestro alcance esté para luchar sin dejar de vivir y agradecer por lo poco o lo mucho que lleguemos a tener.

Bendiciones.

Por supuesto, hay que seguir luchando, siempre hacia adelante teniendo fe de que esta crisis debe terminar cualquier día. Gracias por sus palabras, amiga. Saludos.

Gracias por la invitación amigo @cruzamilcar63. Excelente bendiciones para ti. Situaciones tan difíciles pero confiamos que todo nos ayuda a bien con la ayuda de Dios padre.

Hola amigo, gracias por tu apoyo y participación.
Tu historia refleja la historia de muchos y el sacrificio de los padres para que los hijos estudien y después de haber logrado las metas y ser independientes vivir este dramático retroceso, de verdad esa situación ha deprimido a muhcas personas y algunas no han sobrevivido a ello y eso es muy lamentable, pero hay que darle gracias a Dios que muchos al igual que tú, cuentan con el apoyo de los familiares afuera.
Definitivamente es inconcebible aceptar la pobreza como forma de vida, debemos seguir luchando para salir hacia adelante.
Saludos amigo, agradecida por compartir con nosotros tu experiencia y valiosa opinión.

No queda más remedio que continuar luchando, amiga, y tener fe en que, en algún momento, esta terrible crisis pasará definitivamente. Gracias por sus palabras. Saludos.

 2 years ago 
Gracias por ser parte de la Comunidad Venezolanos Steem, la Casa Grande para todos los Sueños Posibles. Tu publicación ha sido Seleccionada para el Programa de Soporte a las Comunidades de las cuentas Booming. ¡Felicitaciones!

¡Juntos somos más!

Eres lo mejor de lo mejor. Recuerda cumplir con las condiciones de las etiquetas steemexclusive y club100.

Muchas gracias por su apoyo...

Recuerdo ese momento del salario paupérrimo que señala y al que estamos regresando , entiendo la nefasta expresión de sus colegas aunque no la comparto, ni menos la justifico amigo; mas bien, comparto 100% la de su mama y aplicarla es la que me mantiene en pie de lucha como a ti:

Siempre agradezco que mi madre, sobre todo, me haya enseñado a mirar hacia adelante en lugar de sentarme a rumiar las dificultades, ya que, de no ser así, hubiese caído en una severa depresión ante la patética realidad de que para nada sirven tantos estudios, tantos grados académicos, en nuestro país; ante esta situación que supera en mucho a la que ya viví en mi infancia, no queda más opción sino continuar luchando hasta donde las fuerzas me lo permitan.


Ya no tengo un mundo por delante ni el tiempo ni la confianza de la temprana juventud como en aquellos años de pobreza en mi terruño, pero cuento con las ilusiones y el recuerdo de esos consejos que me señalan con insistencia que no puedo aceptar la pobreza extrema.

Excelente entrada como siempre estimado amigo. Saludos cordiales y un gran abrazo!

Lo terrible es que lo que parece aproximarse son esos tiempos de salario paupérrimo... pero continuaremos solucionando como se pueda y mirando hacia adelante. Gracias por sus agradables palabras, amiga.

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