Tu opinión Importa/Semana #11/ Escenas homosexuales en películas infantiles/ por @cruzamilcar63

Puntualicemos, en primer lugar, algo que es una perogrullada necesaria para continuar adelante: existen procesos, formas y entidades, naturales que se erigen como referencias paradigmáticas de lo que debe ser, modelos ineludibles de un origen que no pueden concebirse de otra manera. Así, para engendrar a otro ser humano son necesarios una mujer y un hombre. Nuestra especie, a través de su infinito ingenio, ha inventado procedimientos artificiales para modificar el milagro de la vida, sin embargo, lo natural es que un varón y una hembra concuerden para que pueda ocurrir.

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Que dos hombres o dos mujeres, como parejas sentimentales, pueden perfectamente criar a un niño y prodigarle todo el amor que requiere, no está en discusión, al menos por ahora, pero tampoco existen dudas de que es imposible engendrarlo entre ellos. Por lo tanto, cuando se necesita explicar cómo se concibe a un ser humano debemos referirnos a aquello que la naturaleza ha dispuesto, no puede haber matices ni claroscuros: solo la unión de un varón y una hembra puede hacerlo. Si existen otros conocimientos que se encuentran al margen de lo esencial deben venir después de que se comprenda lo estrictamente natural.

El ser humano, para dilucidar esto desde otro punto de vista, ha modificado el agua a su antojo, o de acuerdo a sus necesidades, digámoslo así. La purifica, le cambia el color y la temperatura, la guía hacia donde le apetece, la transporta como quiera, pero nunca ha podido crear el agua, siempre la encuentra como un elemento natural… Nadie, en su sano juicio, le diría entonces a un niño que el agua se origina en la nevera o se produce en las tuberías de su hogar porque por allí es donde él tiene acceso a ella; es imprescindible dirigirse a la naturaleza para aclararle lo que debe saber. De la misma forma sucede con la concepción de un nuevo ser.

Ahora bien, cuando Disney coloca en una película dirigida al segmento infantil dos personajes del mismo sexo en una escena de besos -confieso que no la he visto- está alterando esa comprensión de lo natural de la cual acabamos de hablar. Está propiciando una tremenda confusión entre los más pequeños, quienes necesitan dilucidar primero la normalidad básica del origen para más adelante, cuando su madurez se lo permita, atender otras vertientes sobre el asunto.

Piénsese, por ejemplo, me refiero a todos los que fuimos niños en el pasado, que a la Bella Durmiente la despierta una princesa enamorada con un beso, o que la Sirenita se empeña en salir del mar para amancebarse con otra mujer que la miró desde un barco, o que la emblemática escena del espagueti, en lugar de ser una dama y un vagabundo se lleva a cabo entre dos perros varones… Con todo esto quiero recalcar que el componente sentimental se encontraba también en esas historias, pero nos parecían normales porque estaban dentro del orden natural y así encajaban perfectamente dentro de un argumento que no pretendía resaltar esos episodios como manifestaciones de sexualidad, sino como parte de los habituales procesos de la existencia.

Disney, atendiendo los reclamos furibundos de una inclusión total, por parte de quienes abogan por el reconocimiento de todos los géneros, se olvida de que la vulnerable población infantil no debe inmiscuirse en estos debates, que su existencia debe transcurrir dentro de los preceptos pautados para su desarrollo. Sus preferencias sexuales las definirán más adelante, con toda la libertad y el derecho que les corresponde, pero es imprescindible que conozcan las disposiciones naturales, sin que se les inculquen subrepticia o evidentemente inclinaciones que no están en correspondencia con su edad.

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