Mi refrán o frase favorita: "Al que nace barrigón ni que lo fajen chiquito" -9no CONCURSO 300 PALABRAS-

Este es un refrán que las personas, de mayor edad, en mi pueblo, lo decían con cierta frecuencia cuando se presentaba una situación de persistencia en el tiempo. Si alguno no cambiaba de carácter por mucho que lo aconsejaran o si alguna persona se dedicaba siempre a realizar lo mismo, aun cuando tenía otras opciones, en seguida se lo remarcaban con ese tono de “tú no tienes compón” que aplicaban en estos casos. Como pueden ver, no solamente se aplicaba a esa parte del cuerpo al que dicho refrán alude. Para este concurso, he creado un relato que lo grafica casi literalmente.

Espero que les agrade.

José Mercedes nació con eso, desde muy pequeño se creyó que era un tipo muy fuerte. Cuando andábamos de zagaletones por esas calles de Dios, a cada rato nos retaba para que lo golpeáramos en la barriga. La ponía sumamente tiesa y entonces uno le lanzaba el golpe bien duro, pero la mano rebotaba y él se jactaba: “Ven, nadie puede hacerme daño, voy a ser invencible”. Y la verdad era que ya para aquel entonces su abdomen era prominente y José Mercedes lo usaba para arremeter con fuerza y tumbar lo que se le pusiera por delante.
El año en que aprobó el sexto grado, José Mercedes declaró, con toda la seriedad del caso: “Ahora voy a levantar pesas y a hacer bastante ejercicios porque me voy a poner igualito a Charles Atlas”. Nadie creyó, en realidad, que el fortachón aquel se dedicara a lograr con tanta pasión lo que había dicho, porque todos sabíamos que en el pueblo siempre había algo que hacer para distraernos y alejarnos de nuestros objetivos primordiales. Para nadie era un secreto cuánto nos costó aprobar el sexto grado, debido al sinnúmero de obligaciones y locuras en que siempre andábamos.
Sin embargo, José Mercedes cumplió con su palabra y se fue por dos años del pueblo para sumergirse en un proyecto de ejercitación corporal estricto que casi le cumplió su sueño. Cuando regresó, todos quedamos asombrados porque había desarrollado unas piernas que parecían dos pilares de concreto, tenía unos brazos cuyos bíceps destacaban como dos promontorios de piedras, unos pectorales remarcados como los de Supermán y una barriga supremamente dura que se había negado a aplanarse, aún sobresalía por sobre el amasijo de músculos. Cuando su abuelo lo vio, dijo con una sonrisa burlona: “Hijo, al que nace barrigón ni que lo fajen chiquito.”