"Criollísimo 3 – Farandulero" por @cruzamilcar63

Vuelvo al Reto: Criollísimo 3. Ahora farandulero. Confieso que eso de farandulero me dejó desubicado en un principio, pero después reaccioné para dedicarme a realizar, como el buen muchacho que siempre he sido, la tarea propuesta por @marcybetancourt. Aquí la tienen, hermanos míos. Espero que lo disfruten.

Esto de verdad está difícil. Son dos grandes humoristas con unos cuantos años haciéndonos reír. Recuerdo los comienzos de “Er Conde”, cuando era un firifirito que se lucía con unos monólogos extraordinarios, con una crítica perorata salpicada de obscenidades que dejaba caer en el momento indicado. No tardó mucho tiempo en ganarse una popularidad hiperbólica. A Emilio Lovera le vi dar sus primeros pasos en la emblemática Radio Rochela. Aparecía en los sketchs de Asocerro y comenzaron sus primeras imitaciones en televisión. Después se convirtió en una institución del género en nuestro país. Sus personajes son, sin lugar a dudas, una referencia histórica para los venezolanos.

Ambos representan un ejemplo de constancia y superación. Pero, debido a que es necesario seleccionar a uno de ellos, me inclino por Emilio Lovera. Su increíble capacidad para darles vida a tantos personajes, para extraer de la idiosincrasia venezolana una caracterización de antología y una historia divertida, lo convierten en el abanderado.

Aquí está más fácil: siempre he admirado a Viviana Gibelli. No quiere decir esto que Chiquinquirá adolezca de mis simpatías; se trata simplemente de que Viviana estaba antes que ella en la televisión; luego se convirtió en un ícono de la animación, además de que, a fuerza de estudio y empeño, se ganó un merecido respeto como actriz. Actualmente demuestra, a través de las redes, de qué manera puede reinventarse una persona cuando lo exigen las circunstancias. Su calidad humana y su profesionalismo resaltan en cada uno de los programas que nos regala en su canal del ciberespacio.

Cuando fui un asiduo televidente, al único que se nombraba en los medios faranduleros era a Daniel Sarcos. Tengo unas pocas referencias sobre Leonardo Villalobos. Sé que fue un nombre omnipresente en la pequeña pantalla, como actor y animador, pero en un período en que ya la televisión había dejado de interesarme. A Daniel Sarcos lo miré desde que, en los años noventa, animaba un programa sabatino en Venezolana de Televisión (sí, leyeron bien). Lo llamaban “El Avión” y desde ese instante demostraba un gran carisma. Allí estaba haciendo un excelente trabajo cuando Venevisión se lo llevó. Lo demás es historia. Por conocer mejor su trayectoria, elijo a Daniel Sarcos.

Creo que Gaby Espino tiene más presencia internacional, pero en lo que se refiere a las cualidades para la actuación, Daniela Alvarado es un fenómeno, un ser que nació para eso. Lo de ella es inexplicable para quienes desconocemos los secretos sobre la interpretación, porque es innegable su capacidad para dejarnos convencido de que desde el momento en que ella asume las particularidades sicológicas y expresivas de un personaje, es ese otro que no puede ser de otra manera, sino del modo en que ella lo hace existir. Ese don extraordinario, solo lo poseen los grandes, como Daniela Alvarado.

Aquí se complica de nuevo la cosa. Se trata de dos voces emblemáticas en las navidades venezolanas. Cada uno de ellos nos han alegrado esos momentos parranderos y emotivos de finales y principios de año. De sus prodigiosas gargantas han salido canciones que vivirán eternamente y estarán siempre en esos instantes decembrinos tan especiales. Pero como es imprescindible decantarme por uno, lo haré por Neguito Borjas; además de cantante es un prolífico compositor, no solo de gaitas, sino de múltiples géneros que lo han encumbrado hacia otras latitudes.