"Criollísimo 10 – Tradiciones de Noche vieja y de Año nuevo"/ @cruzamilcar63

Saludos, hermanos de Venezolanos Steem. No podía perderme este Reto CriollÍsimo de fin de año, al cual nos convoca la amiga @marcybetancourt. Las tradiciones son parte de nuestra identidad y, en el último mes del calendario, existen muchas de esas manifestaciones que son propicias para exaltar nuestra venezolanidad.

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En nuestra numerosa familia, es tradición que, para despedir el año, nos vayamos todos a la casa de la abuela Blanca; ella hace tiempo que se marchó a encontrarse con el Dios de su devoción, pero la costumbre de pasar el treintaiuno de diciembre en su hogar la continuamos todos los que estuvimos vinculados a su sagrado amor como un homenaje a ese emblema de mujer inquebrantable que supo mantenernos unidos.

Los preparativos para recibir el nuevo año ocupan casi todo ese último día, sin embargo, antes de las ocho de la noche todos deben estar ya vestidos, con sus mejores galas. Hasta hace algunos años, la costumbre era que cada una de las prendas destinadas al atavío del cuerpo para esa fecha debía ser completamente nueva. En la actualidad nos conformamos con que al menos una de las piezas sea para estrenar.

A las nueve todos nos encontramos en la casa de la abuela para que el alboroto se convierta en la nota preponderante durante las horas que restan de la noche vieja y continúe, como si nada, una vez que llega el nuevo año. A eso de las diez de la noche, más o menos, la algarabía aminora un poco porque es el momento de cenar y agradecerle a Dios, pero no es nada fácil mantener a los niños en orden ni aplacar a los adolescentes que sacan partido de cualquier oportunidad para desafiar las estrictas normas que tanto les han costado a sus padres imponerles; no se trata de cosas muy graves, sino que ellos aprovechan lo relajado del ambiente para, por ejemplo, sacar de quicio a cualquier tío al que los efectos etílicos lo ponen a cantar cuando jamás en su vida había abierto la boca para tal cosa.

Unos minutos antes de que llegue el nuevo año, la familia se convierte en un pintoresco desfile de tradiciones, porque cada quien pone en práctica la que más le convenga. Las costumbres más emblemáticas salen a relucir, pero existen otras que son adaptadas a las circunstancias o son interpretadas libremente sin complejo alguno. Nunca falta alguien que pasee con una maleta repleta de ropa para que el nuevo año le ofrende muchas oportunidades para viajar, ni quien cargue dinero en las manos para que la riqueza aparezca muy pronto; pero ha habido situaciones bastante curiosas, como la ocasión en que una de mis hermanas recibió el año cargando una muñeca enorme porque ella aspiraba a salir embarazada, por primera vez, y parir una niña; mientras tanto, una de las tías se comía cada cinco segundos, antes de la media noche, los doce ponsigués del tiempo porque las uvas estaban muy caras… Aquello era todo un espectáculo.

En el instante de las doce campanadas cada quien tiene su copa de vino en la mano para brindar por el nuevo año. Luego comienzan las felicitaciones entre los vecinos y con todos los amigos que se acerquen al hogar o encontremos en el camino. Al otro día, después de dormir un rato, siempre habrá un sancocho de pescado.

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