17mo Mini Concurso – Stop + "En otra dimensión"

Hoy acepto el reto del 17mo Mini Concurso – Stop + Historia de miedo. Como nuestra proverbial alegría es una manifestación perenne del carácter nacional, @venezolanos nos propone un ejercicio donde debe predominar el terror para inculcarnos un poco de seriedad. Que se cumplan sus deseos...

Primer personaje: Palacios Pozote

Segundo personaje: Pasticho Polilla

La inquietud en el alma de algo incierto que no podía soportar despertó de repente a Paloma Pardo, una mujer de indefinida edad que no estaba acostumbrada a aquellos sobresaltos. Ella siempre había dormido bien, pensó en esos momentos... Qué había pasado. Las noches en playa Patilla se caracterizaban por ser frescas y agradables; la brisa marina impregnaba el ambiente con ese aroma especial que reina a las orillas del mar y se confabulaba con el rumor de las olas para someterla a la unánime serenidad de aquellos tres días durmiendo en un chinchorro. Todo era perfecto hasta el instante en que esa inexplicable desazón estremeció, sin ninguna razón aparente, el colgante lecho donde reposaba.

No habían transcurrido más de cinco minutos cuando miró las dos figuras emerger de las aguas. No caminaban, flotaban en la oscuridad del mar y continuaron flotando cuando estuvieron en la arena. Paloma Pardo se quedó paralizada; aquellos sujetos no eran de este mundo, parecían prófugos de otra época o de una dimensión desconocida que los expulsó, quién sabe por qué razón, hacia esta sosegada playa oriental. Uno de ellos estaba vestido de manera similar a la sota de la baraja española; llevaba en sus manos un viejo pergamino y una pluma que relumbraba con los reflejos de la luna llena. El otro tenía encima una túnica púrpura que le llegaba hasta los pies, una capa dorada y un sombrero de pescador europeo que le cubría buena parte del rostro inescrutable. Hablaron entre ellos, pero la mujer fue incapaz de descifrar en qué lengua se expresaban; parecía, por el acento, que se comunicaban en italiano, aunque podían pertenecer también al castellano antiguo los cavernosos sonidos que llegaban hasta sus oídos.

El terror la mantenía clavada en el portal de la casa playera, donde le gustaba colgar su chinchorro para pasar la noche; sus hijos se encontraban en las habitaciones ubicadas en el piso superior, el resto de la familia y los demás invitados dormían en cualquier parte, puertas adentros de la edificación, nadie más se quedaba afuera, solo ella. Cuando al fin estaba a punto de gritar con todas sus fuerzas, una de las figuras flotantes, la que llevaba el mapa y la pluma, se volteó de improviso hacia Paloma para mirarla de frente con unos ojos vacíos que ahogaron el alarido de su garganta angustiada, y le dijo, señalándola con la mano enguantada donde tenía la pluma, en un raro dialecto que, sin embargo, ella entendió perfectamente: "Aquí fue donde mataron a Palacios Pozote y a Pasticho Polilla, dos soldados del rey de inigualable valía, nos llevaremos sus cuerpos." Ella alcanzó a persignarse cuando de repente se dio cuenta de que estaba parada sobre una tumba y a su alrededor solo existía un bosque desenfrenado: no había edificaciones, ni automóviles, ni nada que se pareciera a su presente; antes de desmayarse, observó entre la bruma de su miedo, a las dos figuras deslizarse hacia el mar cargando un par de cadáveres ensangrentados.