Hubo un instante en el que dejé salir mis demonios pronunciando una y otra vez las frases prohibidas. De niña mis padres solían limpiar los pecados tras la confesión ante el Todopoderoso y siempre repetían que por mis labios no debía salir ni una maldición, pues el poder de la palabra es más fuerte que el de la mente y los pensamientos son difíciles de controlar más somos responsables de todo aquello que decimos. Al entrar al templo, sentía el peso de mis pecados que luego eran perdonados con un par de oraciones ante el altar.

Hacer lo incorrecto se hace cada vez más apetecible, morir es una tentación y mis pensamientos van en contra de todo lo moralmente aceptable, ¿podría Dios perdonar lo que pienso?, no hay respuesta ante la duda y el miedo me desviaba del camino. Miraba por la ventana mientras la soledad atormentaba mi corazón, quería vivir sin miedo a equivocarme.

Una gran cicatriz rodea mi muñeca izquierda, tenía una historia que nadie revelaba. Todos cuidan de que Dios sea mi único norte. Cuando el sol salió emprendí camino buscando respuestas, veía personas felices, creían en el Todopoderoso sin rosario en mano, no desayunaban oraciones y pecaban sin remordimiento. Desvié mi camino para descubrir quien era y llegué donde una mujer que dijo: La segunda vida no te apartará de la primera, y ni Dios puede salvarte de tu destino, eres una pecadora. Supe que mi historia no era misterio para ella y con toda la frialdad de su corazón desnudó mi pasado.

3 vidas, fueron 3 vidas que no soportaste perder, la depresión borró tu sonrisa y tus ganas de vivir, decidiste acabar con tu sufrimiento que sólo se borró como secuela de irte en contra de la voluntad de Dios y decidir acabar con tu vida, todos quieren rescatarte, pero nada hay oculto entre el cielo y la tierra, el pecado te sigue atormentando aún cuando no recuerdas quien fuiste .

Corrí sin mirar atrás queriendo creer que todo era mentira, entre lágrimas y gritos salieron maldiciones por mi boca, todos podían oírme y lamentaron mi desdicha, llegué a casa y cerré mi habitación, no merezco vivir pues he pecado al tomar el poder de quitarme la vida. No fue una oportunidad sobrevivir, fue un castigo.

Han pasado varios días y hoy tampoco saldré de la habitación, seguiré de rodillas ante Dios orando y rogando me perdone, intentaré borrar mi pecado con rosario en mano, mientras mi puerta retumba ante los gritos de mi madre, me despido nuevamente, ya no debo estar aquí, lo siento mi Dios, lo siento tanto.

Primero quiero decirles que no soy buena escribiendo historias, pero espero sea de su agrado.

Invito a @leomolina !

A continuación dejo el enlace para participar en esta bonita iniciativa por parte de @solperez quien hace honor a Beatrice Offor. este mes de Marzo realizando un texto narrativo, un poema, un ensayo o una reflexión, a partir de las obras que nos pone a disposición en el siguiente enlace junto a las reglas que deben seguirse.

Arte y escritura/ Semana 5/ Por @solperez