Primeros recuerdos

Yo no sé exactamente a qué edad comencé a tomar café; sí recuerdo bien que mi mamá colaba tres veces: el primero tinto era para mi papá, el segundo para ella y el tercero, un guarapito claro, para nosotras, mi hermana y yo. Esto lo hacía en la tarde, llega a mi memoria que a veces le metía a la taza un pedacito de queso, este se ablandaba y agarraba el dulzor del líquido, a veces lo hago de nuevo y es un viaje al pasado.

Ya antes lo había tomado, cuando recién llegados de Caracas, vivimos un tiempo con mi abuela. Ella cocinaba en un fogón a leña, y en la mañana, el sol se metía por una pequeña ventana y con él venía el olor del café. Digamos que me despertaba con ese aroma. Mi abuela entonces me daba, en una taza de peltre, un poquito de café recién colado y un pan pequeño, duro, que se llamaba butaque, era lo primero que probaba cada día. Algo así como para ir «haciendo estómago», así decía.

La mejor manera de empezar el día

El café se convierte en el primer elemento que nos da la bienvenida a un nuevo día. Nos levantamos, colamos y con ese humo y sabor vamos caminando el patio, viendo los animales, agradeciendo y planificando lo que vamos a hacer. Por muy apurados que estemos, el café siempre requiere de su tiempo para disfrutarlo con gusto Amanecer sin café es muy triste para quienes hemos incorporado este producto a nuestra vida diaria.

Esta costumbre la mantengo, generalmente tomo en la mañana al levantarme y en la tarde de tres a cuatro. Si recibo alguna visita preparo nuevamente. Trato de no tomarlo muy tarde a menos que esté segura de que no me voy a dormir temprano.

Amigas del café

Cuando trabajaba en el liceo, nos poníamos de acuerdo para llevar los ingredientes y prepararlo allá, nos reuníamos en el receso y compartíamos. Esa práctica nos daba la energía necesaria para continuar la jornada.

Con las amigas ha sido también una costumbre, visitarnos o encontrarnos en una cafetería y acompañarlo con algún dulce. Igual cuando visito a mi hermana llevo el pan y ella pone el café y conversamos. El café tiene magia, tiene espíritu, tiene fuerza por lo que da bienestar y una alegría bonita en el corazón.

El café es compartir cariño

Mis cuatro hijos toman café, cuando voy a Apure lo tomo más seguido porque cada vez que uno de ellos prepara no falta mi taza. Es casi una fiesta, reunirnos en torno a ese líquido maravilloso, apreciar sus bondades, y generar esa algarabía que nos une.

Esta es mi participación para la invitación a charlar sobre el café que nos hace @skinnygirl en el siguiente link

Me levanté temprano y lo primero que hice fue pedir que me tomaran las fotografías con mi primera taza de café del día para hacer este post, invito a @santamorillo, @lilianajimenez y @zorajaime para que cuenten sus experiencias y charlemos.