En un lugar de la patria, cuyo nombre podría ser cualquier espacio geográfico del país, se presenta la siguiente escena:

_¡Líbrame, Dios, del Diablo! Si mis ojos no me engañan, ese que viene ahí, enjuto como una vara de bambú y sin piel que le sobre en los cachetes, es Don Quijote. Desde que me envió con la delicada encomienda de comprar un kilo de harina PAN y yo aún no hago el empeño.

Tendré que decirle que la reina y señora Dulcinea, a quien jamás he visto, no tiene cobertura y tampoco hallé cómo hacerle un pago móvil porque mi teléfono no tiene señal.

Una vez dicho esto a viva voz, volvió a sentarse, no era Don Quijote sino el vendedor de verduras que venía ofreciendo su mercancía: "llevo aliños, el combo de hacer ensalada, los plátanos, los limones".

Acostumbrado como estaba, a la presencia de quién se hacía llamar Sancho, el vendedor no dudó en sentarse a su lado como cada día;
un poco para descansar sus pies antes de emprender la nueva caminata, pero también para divertirse un rato a costa de la verborrea del personaje, quien de inmediato le dijo:

_Si mis oídos no me engañan, grita usted para que le traigan a su caballo Rocinante ¿No es verdad vuesa merced?

El vendedor seguía ofreciendo su mercancía y remataba diciendo: "tengo punto".

Allá viene una aldeana, seguro es Dulcinea que le trae razones de la harina PAN dijo de pronto Sancho.

La mujer pidió dos plátanos, no sin antes escandalizarse por el precio. El vendedor se arrodilló para sacar, de la parte de abajo de su carrucha, unos que estuvieran menos maduros para mostrárselo a la dama. Sancho lo imitó, arrodillándose a su vez y de paso hizo una reverencia y dijo:

_No se preocupe mi señora Dulcinea, cuando me llegue el bono, yo mismo le llevaré dos racimos de plátanos, princesa del universo.

La mujer rió los galanteos y siguió su camino.

_No pierda mirada, mire allá a lo lejos, levántese y agarré su espada, noble caballero, que vienen a traer a Rocinante y seguro podré rescatar mi burro. ¿Dónde he dejado mi escudo? Esta será la mejor hazaña nunca antes vista. Salvaré a los animales, insigne caballero. Desenfunde usted y venguémonos sin demora.

_Siéntate, Sancho, y ponte el tapaboca, que ese es el youtong que viene a llevarse presos a los que no lo usan.

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Cuántos gratos momentos hemos vivido con un buen libro. Este 23 de abril se celebra el día del Libro y el Idioma y @marcybetancourt nos invita a este reto como un homenaje.

Me he divertido mucho haciendo este texto y he recordado las veces que pedí a mis estudiantes recrear el Quijote y preguntarse qué razones tendría en el presente para perder la cabeza.

Agradecida de la comunidad de #Venezolanossteem y sus moderadoras @marcybetancourt y @solperez por propiciar este tipo de actividades.

Mi contenido es totalmente original.
La imagen la diseñé con un programa de edición llamado: XGimp

@charjaim