Venezuela Concurso | Semana 11 | Relatos inspirados en mitos y leyendas latinoamericanas || L͜͡a͜͡ ͜͡c͜͡a͜͡s͜͡a͜͡ ͜͡d͜͡e͜͡ ͜͡p͜͡i͜͡e͜͡d͜͡r͜͡a͜͡ ͜͡e͜͡m͜͡b͜͡r͜͡u͜͡j͜͡a͜͡d͜͡a͜͡ en Ciudad Bolívar

Esta casa tenía un misterio, nadie pudo jamás vivir en ella, ni siquiera los dueños, que los vecinos no conocieron. Tal vez se fueron de la ciudad o por alguna razón abandonaron su propiedad aledaña a la avenida Libertador.

Estaba construída totalmente de piedras, de allí su nombre. Lucía imponente, resistente y tenebrosa. Permanecía a oscuras, por eso de noche los transeúntes no se atrevían a caminar por su acera, ni mirar hacia ella.

Si por necesidad alguien tenía que pasar, apuraba el paso y se persignaba. Por décadas fue tema de conversación en la ciudad. Algunos turistas, curiosos de los cuentos sobre la casa, se acercaban a mirarla, de lejos, porque no se atrevían a pasar a su interior.

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La casa permaneció de pie varios años. Resistió veranos e inviernos sin ningún deterioro. La maleza del patio nunca crecía a pesar de la falta de mantenimiento.

Los vecinos comentaban que a veces, oían ruidos extraños como golpeando las piedras, seguidos de llantos, gritos y lamentos.

Por su ubicación era un buen prospecto, por eso muchos trataron de invadirla, pero días luego se marchaban despavoridos.

Hubo tres casos muy comentados.

El indigente que en estado de embriaguez, según dijo:

—Hoy dormiré en la casa de piedra, quiero ver si de verdad vive allí un espanto y si puede conmigo. Ojalá sea mujer para entendernos —soltando una despreocupada carcajada.

Los amigos trataron de persuadirlo, no les hizo caso. Ya de tardecita lo vieron entrar a la casa y, al día siguiente, lo encontraron muerto en la acera, con una leve sonrisa en sus labios.

Los compañeros de tragos, mirándolo y hablándole, dijeron:

—Ajá, ¿Ya te entendiste?, eso te pasó por dártela de guapo.

Esa muerte fue motivo de muchos comentarios, que si se lo llevó el espanto, que si le dio un infarto del susto, que si lo mató el ron.

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Otro caso comentado, fue el del hombre recién llegado a la ciudad que no creía en cuentos y, viendo fácil la ocasión de tener un techo, una mañana se presentó, lavó la casa, regó agua bendita por todo los rincones, instaló electricidad, colocó bombillos y colgó su hamaca para descansar.

Contó que durmió las primeras horas de la noche y cerca de la 1:00 AM, despertó con un frío terrible. Pensó en levantarse, pero se acurrucó e intentó seguir durmiendo. De repente los bombillos explotaron y aquello quedó tenebroso, ni siquiera la luna alumbraba esa oscuridad.

Oyó el ruido de una pala como sacando tierra, susurros, quejidos, arañazos en la piedras y un grito de dolor que lo hizo salir a la carrera aterrorizado.

Como pudo llegó al hospital, que afortunadamente quedaba cerca, y le administraron un calmante. Una amiga enfermera, que esa noche estaba de guardia, me contó de lo asustado que estaba el hombre.

Juró que nunca más se acercaría a esa casa.

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El último caso, es de una pareja de indígenas pemónes. Ellos estuvieron tres días viviendo en el patio de la casa. Sin embargo, desaparecieron y nadie volvió a verlos. La gente dice que algo les pasó.

Incluso se dice, que aquellos que la fotografiaban, le sucedían cosas extrañas. Debe ser por eso que hay pocos registros fotográficos de ella. De hecho, no voy a compartir la única foto que hay en Internet, porque no quiero probar en carne propia esos rumores.

La casa después de aproximadamente 55 años fue demolida. Hoy es un estacionamiento para camiones.

Muchos seguimos preguntándonos: ¿Cuál sería el misterio de la casa de piedra en Ciudad Bolívar, que jamás pudo ser habitada?