Un colchón que huele a talco /Un relato sobre inmigrantes (1 de 2)

in Venezolanos Steem3 years ago (edited)

Gente buena de Steemit: Aquí estoy otra vez. Este es un cuento no tan largo, pero decidí dividirlo en dos partes para facilitar su lectura. Es un tema difícil y sensible para los venezolanos, pero de estas cosas también hay que escribir.
Agradezco a la comunidad #venezolanossteem por la posibilidad de publicar en su espacio, y a @marcybethancourt y a @solperez por llevar adelante tan genial iniciativa.
Espero que el cuento les guste.


Fuente

El olor a gasolina era la única certeza en medio del mar oscuro. Aquella sombra flotante, un abismo sin puertas y sin presagios. Pero, como en un acto de fe, el peñero avanza con el único ritmo que puede: el del miedo. Yarilú no ha cumplido todavía dieciocho años, y en un abrir y cerrar de ojos Querepare se le convirtió en un cuartico asqueroso, o mejor dicho en “una colchoneta mía”. Aunque no le suena bonito en su cabeza, le tiene fe a su totona. Un fruto jugoso que poquísimos han probado. El miedo la sacude, la revuelca, la zarandea con furia, pero no hay manera de volver en medio del mar. Como nadie la ve se persigna y lanza un beso al cielo para que la cuide.

Desde niña ha oído hablar de Trinidad. Y tanto su tía Yixi como su prima Antonella andan trabajando por allá. Yarilú se siente mal porque no le dijo nada a Yito, que era una especie de noviecito que ella tenía. Total ya está montada en el bote, qué tanto. Yarilú tiene la regla y sin embargo, y a pesar del miedo que siente, tiene una sensación de raro alivio. Imagina el delgado y rancio colchoncito manchado de orines en donde no tendrá que volver a dormir y un leve mariposeo como de enamoramiento la embarga, no quizás con una plenitud feliz pero la embarga. No tiene idea de qué hará al llegar a Trinidad. En ese momento solo sabe que la noche avanza como su miedo. Al rato tiene una sensación muy rara en la boca, no sabe exactamente si durmió sentada allí en el bote o pensó tanto que perdió la conciencia por un rato mientras el bote está más cerca de Trinidad.

Pues sí, ya se ven las primeras luces. Vibran a lo lejos, mientras la claridad empieza poco a poco a dar pasos en medio del mar. Total ya no hay manera de pensar nada: que sea lo que Dios quiera.

A las seis de la mañana se va a conseguir con la primera impresión de Trinidad: un negrito que huele a mentol que la ayuda a bajar del bote a ella y a las otras muchachas que vienen desde Paria. El negrito que huele a mentol le dice algo al capitán del bote, le entrega un sobre y le da un beso en la mejilla. Yarilú se ríe para sí pero no quiere demostrar ninguna emoción, al menos por ahora.

Trinidad le parece bonita, pero no se le parece en nada a la idea que tiene desde niña de aquel lugar del cual ha oído hablar tanto. Cuando son las siete, Yarilú y las demás chicas están recorriendo una carretera perfectamente asfaltada y entran en un barrio de casas muy antiguas pero que se ven muy bien cuidadas. Yarilú con su regla encima no puede dejar de pensar que aquello le está generando bienestar y aunque se siente un poco culpable pues da gracias a Dios que ya no está en Querepare.


Fuente

Por tercera vez piensa en aquel colchón lleno de orina que ella llama “la colchoneta mía”. Casi está feliz. En eso está pensando cuando el guía le dice algo en inglés que ella no entiende. Apenas cae en cuenta que aquel hombre como que no habla nada de español. Tiene un pequeñísimo destello de pánico pensando en que no se podrá comunicar con el que cree que es su contratante. Respira aliviada cuando le repite “Pasa por aquí, Yarilú”. Que sepa su nombre le genera una mezcla de confianza y paranoia. Llegan a un enorme pasillo donde hay puertas de lado y lado. El negrito le indica a cual puerta debe entrar.

Yarilú no puede contener las lágrimas cuando se da cuenta que aquel cuarto tiene un enorme colchón ortopédico que huele a talco y a goma espuma nueva. Respira profundo y sigue recorriendo la habitación con la vista. El cuarto es más grande que la sala de su casa en Querepare. Pone su bolso en un rincón y un pequeño cólico le recuerda que tiene la menstruación. Ya probablemente mañana le baje y listo, como nueva. En eso está pensando cuando escucha voces fuera del cuarto. Es gente hablando en inglés. Sabe que pronto tiene que aprender algo de inglés para poder sobrellevar aquello de la mejor manera. Necesita volver a pensar en lo que ha estado pensando desde que se montó en el bote: ya estoy aquí.

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¡¡¡Comba Yamba!!!

Sort:  

Este cuento está muy bueno. Esperaré ansiosa la segunda parte, Frijolito, jajajaja.
Bienvenido a esta comunidad #venezolanossteem. Un abrazo, amigo.

Ya viene en camino, mi estimada @solperez.
Saludos y gracias por tu comentario.

Qué alegría me da leer un cuento de tanta calidad. Esta primera parte me dejó con una sensación de expectativa emocionada y conmovida. Espero la segunda parte. Qué bueno tenerte por aquí, @cantantecumanes.

 3 years ago 
Gracias por ser parte de la Comunidad Venezolanos Steem, la Casa Grande para todos los Sueños. Tu publicación ha sido Seleccionada para el Programa de Soporte a las Comunidades de las cuentas @booming. ¡Felicitaciones!

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